laura gonzález
Martes, 26 de noviembre 2019, 23:52
Dieciocho semanas. Eso es lo que durará la preparación del próximo reto al que se enfrentará la exjugadora internacional de balonmano alavesa Eli Pinedo. Retirada en 2016 e incorporada al organigrama del Consejo Superior de Deportes (CSD) como asesora del Gabinete de Presidencia el ... pasado año, afrontará su primer maratón en Sevilla el próximo mes de febrero, como reconoció en redes sociales y desgranó en una entrevista en la COPE.
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Después de 17 años como profesional, siendo la referencia y el faro de la selección nacional que logró el bronce en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, la de Amurrio ha aceptado la propuesta de dar el salto al mundo del atletismo de la mano de Abel Antón y del vitoriano Martín Fiz, los embajadores de la prueba. Y lo hará sin haber completado nunca ni siquiera una carrera de 10 kilómetros, pero con una base de deportista de élite que no le impedirá, no sin mucho trabajo, llegar con garantías a la línea de meta.
De momento Pinedo lleva un mes entrenando para el maratón, entre 4 y 5 días a la semana, con un plan específico. Confiesa que ya ha notado cierta mejoría. «Los primeros días era un sufrimiento constante, ahora no tanto. Voy notando que mejoro en el fondo, porque en balonmano son cambios de ritmo constantes, velocidades explosivas pero luego paras, y por eso la carrera continua me fatiga más». También asegura que «correr por correr», sin balón, como estaba acostumbrada, le cuesta. Y el practicarlo sola. «Es lo que peor llevo, a mí me gusta hacer deporte con más gente».
También tiene que aplicarse en lo de poder beber a la carrera. Y hablar. «Si lo hago me da el flato», bromea. Ahora mismo lo que más le inquieta a la alavesa es pensar en el hecho de que deberá aguantar corriendo sin parar varias horas. «No sé ni lo que es estar una, y me asusta un poco. Me da más miedo por mis articulaciones que por mi musculatura o la mentalidad. Los mensajes que hay que mandar al cerebro cuando uno está fatigado los tengo machacados. Cuando me tocaba hacer cuatro 'sprints' seguidos por el extremo al quinto ya no podía, pero mi cabeza respondía y llegaba», declara, pensando en que la maratón será «como Amurrio-Bilbao, y un poco más».
Muestra de que su implicación es más que seria en este reto es el hecho de que ha cogido cita a propósito en el dentista un día antes de Nochebuena, para arreglar un problema en una muela. «Si estoy mal como menos y así el maratón lo agradecerá».
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