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Agurtzane Egiluz prepara una nueva temporada en División de Honor con el Zuzenak. e.c.
Agurtzane Egiluz | Jugadora de baloncesto en silla

Con un diploma paralímpico bajo el brazo

Campeonas ·

La vitoriana es autocrítica a la hora de evaluar el papel del combinado nacional en Tokio, saldado con un octavo puesto

Miércoles, 15 de septiembre 2021, 00:40

A sus 24 años ha conseguido el sueño que todo deportista pretende, estar en un cita olímpica o paralímpica. Es la segunda alavesa en vivir esta experiencia, tras los pasos de Ana Agiriano (Barcelona'92), y puede alardear de poseer un diploma, algo que ya ... formará parte de su colección de recuerdos e hitos. La selección española de baloncesto en silla femenina logró la primera victoria en su historia en una paralimpiada tras superar a Argelia por 8-80. En ese encuentro, la vitoriana sumó 10 puntos, en su mejor partido con la elástica española. Les sirvió para meterse en cuartos de final y caer ante Gran Bretaña. Hasta ahí llego el recorrido deportivo en Tokio.

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Buen balance, pero con matices. «Íbamos como novatas y no nos han salido las cosas como queríamos. Ha influido esa poca experiencia, los nervios nos han jugado una mala pasada. Esto nos sirve para crecer tanto individualmente como por equipo», apunta la jugadora de Zuzenak después de regresar del país nipón.

El nivel del baloncesto femenino en silla ha ido creciendo como se ha demostrado en Tokio. Holanda, China y Estados Unidos se llevaron la gloria en el podio, España sumó en otras facetas, con un grupo muy joven que había dejado detalles de gran talento tanto en el Europeo como en el Mundial. Pero los juegos son otra cosa. Es la cita de las citas, donde los deportistas dan lo mejor para llegar a lo más alto. «Tenemos que seguir trabajando porque hay mucho nivel. Los países se han reforzado y han demostrado que están fuertes como China y Estados Unidos. El Mundial es el año que viene y los juegos de París llegarán en tres años. Hay que seguir», exige Egiluz.

«Íbamos como novatas y los nervios nos jugaron una mala pasada», apunta la alavesa

Sentirse deportistas, respirar deporte 24 horas, ser protagonistas y tratadas casi como «estrellas de cine» son recuerdos que almacena en la memoria. En la cultura japonesa, el respeto es dogma. Y allí, en cada desplazamiento restringido por el Covid, con pocas opciones de hacer turismo y desde el cristal de autobús o del taxi, «nos animaban con pancartas, con fotos, como si fuéramos importantes», relata emocionada. Lo han sido durante dos semanas, porque detrás de cada olimpiada y a la par en cuanto a nivel, preparación y exigencia, asoman los juegos paralímpicos que tanto sorprenden y enganchan por las historias humanas que destapan.

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La de Agurtzane es una de tantas, pero la suya es ya tan conocida que la aparca para centrarse en su vida desde que aquel accidente se la cambió por completo. Piensa en París, cita a la que mira de reojo. «Mentalmente estaremos más preparadas. Otras jugadoras ya habían tenido experiencias en finales olímpicas y eso se ha notado a la hora de gestionar los partidos. Seremos más fuertes y podremos seguir haciendo historia», promete la deportista gasteiztarra, que se ha tomado unos días de descanso antes de iniciar la pretemporada con su equipo, el Fundación Vital Zuzenak y su nuevo entrenador, Ieltxu Aginako.

Vista al frente

Egiluz afronta la temporada 2021-22 con toda la expectación que genera una liga cada vez más competitiva, donde los equipos invierten en grandes fichajes y se camina con paso firme hacia el profesionalismo. El equipo vitoriano es la única excepción. El 85 % de su plantilla proviene de la capital alavesa y se trata de jugadores formados en su cantera y que compatibilizan estudios o trabajo con entrenamientos, viajes y partidos. «Vengo con muchas ganas de trabajar con el equipo, con nuevo cuerpo técnico, un compañero nuevo. Seguro que será un año interesante. Somos un equipo joven que llevamos unos cuantos años en División de honor y ya no podemos pecar de inexpertos. Sabemos de qué va esto», puntualiza con seguridad.

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Los deseos de Agurtzane Egiluz seguro que no caerán en saco roto. Se empeñó en caminar cuando ni los médicos tenían claro de que pudiera volver a hacerlo. Se hizo con las riendas de la silla de ruedas para jugar al baloncesto, un juego que entiende y ama. Ya ha sido paralímpica. Y todo con 24 años. El camino es largo para seguir haciendo historia.

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