«Se cuida a los deportistas y en un campus estadounidense te sientes como en casa»

- Cumple su tercer año en Norteamérica. ¿Qué le está aportando la estancia?

- Mucho, tanto a nivel académico -estudia matemáticas y business- como deportivo y personal. Decidí venir a Estados Unidos porque quería seguir jugando a baloncesto. Era la mejor opción para compatibilizarlo con los estudios. Ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida.

- Está en la Universidad Rollins College en Orlando. ¿Bajo qué condiciones?

- Tengo que decir que soy una privilegiada. Tengo una beca completa, al 100% deportiva y académicamente, que cubre los 75.000 dólares anuales del coste que supone la matrícula, los estudios, el alojamiento y los libros. Aquí disputamos la División II de la NCAA.

- ¿Era un tren que no podía dejar escapar?

- Es una decisión muy difícil porque supone un cambio muy grande en tu vida. Pero poder formarte en Estados Unidos y unirlo a tu sueño deportivo, en mi caso el baloncesto, solo lo puedes hacer a estos niveles aquí. Se cuida mucho a los deportistas y al vivir en un campus universitario donde compartes experiencias con personas en situaciones parecidas, te sientes como en casa.

- ¿Cómo es el nivel del baloncesto universitario estadounidense ?

- Es muy alto, con una exigencia física enorme. Date cuenta de que dedicamos muchas horas al baloncesto, entrenamos todos los días y el nivel competitivo es de dos partidos por semana. Te llegas a acostumbrar. Cada conferencia es diferente. En la que yo compito es de buen nivel. La División II de la NCAA es comparable a la Liga Femenina Challenge de España, la Segunda división del baloncesto nacional.

- ¿En qué ha evolucionado su juego en estos años?

- Sin duda, en lo físico. Aquí es un baloncesto más duro y rápido. Además, en mi posición de ala-pívot me tengo que enfrentar a otras rivales americanas más fuertes debajo de los aros, ese es el cambio más grande que he experimentado. También trabajamos mucho en el gimnasio.

- ¿A qué aspira como jugadora de baloncesto?

- Me gusta más centrarme en el presente para poder aprovechar la experiencia. No pienso tanto en el futuro. El crecimiento en estos tres años está siendo progresivo, con más minutos en el equipo, siendo más veces titular. Quiero terminar con más presencia en la pista. Es verdad que el último año no tuvimos prácticamente liga por el coronavirus. Entrenamos mucho y este es ya de competir más. Después de esta etapa, ya veremos.

- ¿La intención es acabar los estudios y regresar a España quizás con la opción de jugar en algún equipo concreto?

- Me gustaría seguir formándome académicamente y poder hacer un máster. Aquí, debido al coronavirus, nos brindan un año más para poder seguir jugando. Ahora llega el momento de plantearme si quiero ese quinto año para seguir o decido volver a España.

- ¿Cómo es una semana en su vida americana?

- Tenemos dos partidos por semana, los miércoles y sábados. El único día libre es el domingo. Entrenamos por las mañanas, de 6:00 a 8:30 horas, y después voy a clase. Los martes y jueves, gimnasio y el resto, técnica individual también. Normalmente, los sábados es cuando viajamos fuera y tenemos desplazamientos más largos.

- ¿La vida le da para más actividades?

- Es cuestión de organizarse. Siempre hay tiempo para hacer un plan con amigos. Es sano y saludable para la cabeza. Además, en Orlando el tiempo siempre acompaña. En enero estamos teniendo temperaturas de 25 grados. Prácticamente no ha diferencia de estaciones. La gente en Florida es muy abierta y cercana. Es muy agradable vivir aquí.

- ¿Piensa ya más en inglés que en castellano?

- (Risas). Es verdad que mi nivel de inglés ha mejorado mucho y prácticamente lo hablo todo en mi vida cotidiana. Se ha convertido en una parte importante de mis pensamientos.