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Desde los 15 años encontró su vocación como entrenador y siempre vinculado al baloncesto femenino. Tal vez, de esa trayectoria de 20 años en los banquillos se entienda que hable en femenino con naturalidad. Joseba Redondo, más conocido como Rosco, (Vitoria, 1984) ... siempre acuña lo de «baloncesto 24 horas». No es postureo. Formar parte de un cuerpo técnico requiere «mucho trabajo y muchas horas».
Con Made Urieta forma un tándem perfecto. «Para lo bueno y lo malo, en muchas cosas somos muy parecidos. Es verdad que quizás las pulsaciones en el banquillo son más bajas y es lo que necesitan los y las primeras entrenadoras, que alguien les dé ese punto de pausa. Desde ese paso atrás, es necesario que aportemos nuestra visión, porque cuatro o seis ojos ven más que dos», explica con pausa. Vive con naturalidad el cambio de roles que en varias ocasiones ha tenido que vivir, cuando le colocaban como primer entrenador, con Urieta de ayudante. «Hemos hecho bromas al respecto, pero también lo hemos criticado en los sitios donde nos ha ocurrido. No lo vamos a llamar falta de respeto, pero sí una desinformación inadecuada para la liga a la que queremos representar». En su tercer año en Liga Femenina, esa confusión ya no existe.
Rosco tiene una labor en la sombra que pocas veces se valora. «Me toca hacer el scouting de los rivales, el nuestro propio, además de muchas reuniones, valoraciones. Siempre estamos encima de todos los detalles». Sin duda, el más indicado para explicar la mejora de este Rpk Araski en las últimas jornadas. «Estamos trabajando en ataque muchísimo mejor, nos estamos moviendo mucho mejor sin balón, estamos jugando mucho más fluido y estamos consiguiendo ese ritmo defensivo que luego nos da las ventajas delante. Creemos que hemos dado con la tecla del ritmo al que queremos jugar los 40 minutos y ahora toca mantenerlo», analiza con seguridad.
Como una más, es optimista respecto a las posibilidades de su equipo. «Nosotras solo pensamos en ganar a Cadí La Seu y lo que venga después, bienvenido sea. Estamos convencidas de nuestras posibilidades».
Siempre en plural y en femenino. Porque Joseba es un entrenador de club y de cantera. Integrante de «una familia», no olvida a quienes conforman un cuerpo técnico de la máxima confianza de Urieta. «Somos todas una. Junto con Julen Forniés, Julen Vázquez y Olatz, trabajamos en la misma dirección y con una excelente comunicación que trasladamos a las jugadoras. En todos los años que llevo entrenando, es el mejor grupo que me he encontrado», afirma orgulloso.
En la pizarra de Joseba, las claves ya están marcadas. Sólo resta ponerlas en marcha en el parqué de Mendizorroza.
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