Otro tesoro para el Kutxabank Araski

Con un buen trabajo del Quesos El Pastor enfrente, las vitorianas tuvieron que sortear la gran trampa planteada por el técnico Ángel Fernández. Tras un primer cuarto donde la ventaja de 8 puntos de inicio (10-2) se diluyó en un abrir y cerrar de ojos a golpe de triples zamoranos procedentes de las pívots Okonkwo y Berezhynska. La movilidad de las interiores rivales fue un quebradero de cabeza para la defensa local. Araski aprovechaba sus excelentes porcentajes mientras que Zamarat echaba mano de todos su recursos para martillear el aro vitoriano.

Ocho puntos consecutivos de la americana Wolf en la pintura y un parcial 0-11, definían los problemas para candar la zona alavesa. Un triple de Asurmendi y la incansable Abalde, que trabajó en ambas partes del campo, rompían una sequía anotadora provocada por la zona rival. Se llegó al descanso con un 35-41 y la preocupación ofensiva, donde solo cuatro jugadoras vitorianas habían sumado: Abalde, Asurmendi, Quevedo y Seda.

El partido se movió en una delgada línea de alternancia sin dueño. El Quesos el Pastor seguía a lo suyo, utilizando una zona que a duras penas rompía Araski con un par de triples. La pesadilla Okonkwo, máxima anotadora del encuentro con 18 puntos, fue imparable. Urieta puso a varias jugadoras en su defensa. Abalde, Seda y la propia Quevedo, pero su fortaleza física y contundencia fueron determinantes. Zamarat sumó 42 de sus 63 puntos de jugadoras interiores, un dato significativo. Otras con mano de seda como Brooke Salas no tuvieron su día, pero su aporte reboteador con 9 capturas ayudó a su equipo.

Llegados al último cuarto, la perseverancia, el acierto y el rebote ofensivo que generaron segundas y terceras opciones en momentos clave marcaron el camino de la victoria de Araski. Seda supo manejarse bien en las oscuridades de la zona para sacar provecho. Y jugadoras como Izaskun García repartir juego, hasta 15 asistencias sumó Araski, y anotar un triple vital a tres minutos para el cierre (61-58).

Sin embargo, un rival combativo no claudicó en ningún momento. Faltaban 52 segundos y las locales manejaban una pequeña ventaja de tres puntos (63-60). Son momentos para las grandes, como lo es Anna Cruz, que armó su brazo para anotar un triple ganador. Apretó con rabia el puño la catalana que no había cuajado un buen partido. Es lo que tienen las estrellas, que brillan cuándo y cómo quieren. Mención especial para Tamara Abalde y Laura Quevedo ayer. Urieta supo exprimir y mover a su banquillo de nuevo con inteligencia. Para una segunda victoria en casa. Un preciado tesoro que da tranquilidad.