Laura Quevedo posa antes del entrenamiento del jueves del Araski. JESÚS ANDRADE

Laura Quevedo: «No me importaría seguir en Vitoria»

Es uno de los flamantes fichajes del equipo vitoriano, rezuma madurez y sinceridad y demanda una liga profesional femenina «de verdad»

Viernes, 8 de noviembre 2019, 00:44

Laura Quevedo (Madrid, 1996) empezó a jugar al baloncesto con 5 años. Desprende un talento natural para este deporte que ejecuta con elegancia en la pista. Ha sido internacional y medalla de plata con España en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. A ... pesar de su juventud, ha pasado por cinco equipos en la liga española, además del Rpk Araski. En Vitoria es feliz o así lo traslada en la cancha donde es completa en todas las facetas del juego. No esconde su deseo de echar raíces en la capital alavesa. Su perra Velvet es su gran compañía en sus ratos libres, que también gestiona para sacarse una carrera universitaria. Confiesa sentirse «privilegiada» por dedicarse al baloncesto, aunque reconoce que deben darse mejoras en las condiciones para ser profesionales «de verdad». Sincera, abierta y madura. Tiene todo para triunfar y ella lo sabe.

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–¿Es una sensación o se siente feliz en el Rpk Araski?

–Estoy supercontenta. Se ha formado un grupo increíble de jugadoras, un buen rollo con el cuerpo técnico. Además, los resultados acompañan. A nivel personal, estoy muy cómoda en la pista y fuera de ella. Creo que no podría haber elegido mejor mi destino esta temporada. Soy feliz y creo que se me nota.

–Tras pasar por tantos equipos, ¿necesita encontrar su sitio?

–Es verdad que todavía no había dado con la tecla de encontrar un club donde me sintiera feliz o me quisiera quedar. Pero en el Araski pienso en el día a día, en disfrutar de lo que estamos viviendo, el ambiente, el grupo.

–¿El Araski es un club escaparate, trampolín o un lugar donde quedarse?

–No creo que sea un club escaparate sino un lugar donde mejorar y crecer como jugadora. No me importaría seguir más años en Vitoria y te lo digo después de dos meses aquí. Eso es bueno, porque lo miro con perspectiva. Es un club en continuo crecimiento, que cada vez tiene más peso e importancia en la liga. Para nosotras eso también es relevante a la hora de pensar en continuar.

«El Araski es un lugar donde mejorar y crecer como jugadora. Es un club en continuo crecimiento»

–Celebraron la victoria en el derbi de Donosti de manera muy emotiva, ¿por qué?

–Por lo que te digo. Estamos viviendo con mucha intensidad esta temporada. Esa confianza que nos da Made es un todo que hace que en momentos duros nos unamos mucho más. Con el sufrimiento que provocan partidos tan apretados como el de Donosti con tanta importancia, al finalizar, descargamos. Por eso lo celebramos de esa forma.

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Camino hacia la Copa

–¿Qué importancia tiene lo emocional en el juego del Araski?

–En nuestro equipo, el porcentaje es alto. El cómo va la semana y la unión del vestuario hacen que en momentos complicados sepamos rehacernos.

–Llevan cuatro victorias, tres fuera y la del Open Day que también fue lejos de Mendizorroza.

–Sí, en realidad son cuatro. Tiene mucho mérito. Es verdad que hemos tenido dos partidos muy difíciles en Mendizorroza como Girona y Valencia, aunque pudimos competir. Tenemos la espinita clavada de poder ganar a algún grande. A ver si contra Perfumerías Avenida podemos meterles algo de miedo. Tenemos esa ambición, porque tal y como entrenamos y jugamos, creo que el poder dar ese salto está ahí.

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–Tienen hecho parte del camino hacia la Copa. ¿Son conscientes?

–Sabíamos que ganar al IDK Gipuzkoa era muy importante por ganar fuera y a un equipo que se supone que también quiere pelear por estar en la Copa. Es verdad que tenemos parte de ese camino hecho, pero aún hay alguna salida complicada como Cáceres, Salamanca o Tenerife.

–Y el camino de la selección, ¿volverá Lucas Mondelo a confiar en usted?

–(Risas). Ahora estoy en un momento de mi carrera en el que no estoy esperando a que me llamen, me centro en mejorar todo lo posible para en un futuro volver a estar dentro del equipo nacional. Es obvio que es complicado porque somos una generación con mucho talento y en mi posición de alero hay muchas y muy buenas jugadoras. Pero si estuve en Río de Janeiro, quién me dice que no pueda volver. Sería un sueño. La vida da muchas vueltas, pero a día de hoy esa opción es remota.

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«Me centro en mejorar todo lo posible para en un futuro volver a estar dentro del equipo nacional»

–¿Cómo compatibiliza sus estudios con el baloncesto?

–Con esfuerzo y sacando momentos. Estoy inmersa en la carrera de Marketing e Investigación de Mercados a distancia, en el tercer curso. Voy poco a poco. Además, me sirve para evadirme de la pista. Hay días que llegas reventada y no quieres ver más baloncesto. Además, creo que he elegido bien la carrera. Estoy contenta. Cuando era más joven quería ser ingeniera, pero me di cuenta de que no era para mí. Cuando se acabe el baloncesto, creo que tengo un futuro laboral interesante.

–¿Y el futuro en el baloncesto lo ve claro?

–No lo sé. Quiero jugar todos los años posibles. Considero que soy una afortunada. Trabajo en lo que me gusta, nos pagan por ello y, además, tengo tiempo libre para seguir con mi formación académica. Es verdad que todo es mejorable y al igual que en Estados Unidos te ayudan a estudiar mientras te dedicas al deporte de alto nivel, en España se deberían dar también esas condiciones.

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Deseo de ser madre

–Ahora que el fútbol femenino se reivindica, ¿las jugadoras de baloncesto están mejor en cuanto a condiciones laborales?

–Pues todo es mejorable. Tenemos una asociación de jugadoras, pero no tiene ningún tipo de voto en la Asamblea. Tenemos contratos de siete u ocho meses, y hay que vivir el tiempo restante. No hay sueldos millonarios como para relajarnos y muchas compañeras tienen que trabajar esos meses de verano. Se debe luchar por conseguir una liga profesional de verdad, con un sueldo mínimo, contratos de doce meses, derecho a paro, permisos de maternidad.

–¿Y si quiere ser madre?

–El vídeo que han hecho las Sixtersis, que son las jugadoras de Girona Helena Oma y Rosó Buch, refleja la realidad de las jugadoras que quieren ser madre o que lo son y tienen que compatibilizarlo con el deporte de élite. Yo querría ser madre, pero aún lo veo lejos porque es incompatible. Ojalá que se regularice mejor todo y que cuando cumpla los 30 ya esté todo arreglado para animarme (risas).

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–En lo personal, ¿cómo es la convivencia con su perrita Velvet?

–Es un amor. Me hace mucha compañía. Requiere un esfuerzo, pero no me importa madrugar antes del entrenamiento de la mañana y pasear un rato. Le dedico todo el tiempo que puedo. Así que me conozco ya todos los parques de Vitoria. Soy una apasionada de los perros. Si por mí fuera, tendría más.

–¿Era inevitable tener una pareja vinculada al baloncesto?

–Bueno, es habitual. Mi pareja es Iván Cruz, jugador del Bilbao Basket. Estamos cerquita y para mí es un apoyo fundamental. Es la persona que realmente me entiende. Para mí, es el complemento perfecto y la persona más objetiva para decirte las cosas, duelan o no. Nos entendemos perfectamente.

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