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Manoli Cañizares y Miguel Quevedo conocen al dedillo el trayecto Madrid-Salamanca. Cuando su hija Laura formó parte del Perfumerías Avenida, los kilómetros se multiplicaron en su vehículo. El jueves copero implicó una organización familiar impecable, para que ambos pudieran acompañar a la elegante alero ... del Araski en el duelo ante el Lointek. En realidad, fue llegar y besar el santo. «Soy muy llorona y emotiva. Ver al Araski entregándose de esa manera, el corazón por encima de todo, y ganar así... Tengo aún la emoción a flor de piel», explicaba una madre orgullosa.
Cuando Laura Quevedo pisó el parqué del Multiusos salmantino en su camiseta rezaba el apellido Cañizares. El detalle de algunas jugadoras recordando a sus madres como guiño ante la cercanía del 8M no pasó desapercibido para la portadora del mismo apellido. Han encontrado una segunda familia en Vitoria donde «tenemos grandísimos amigos como José Molinuevo, el padre de Cristina, o Eugenio, el padre de Itsaso Conde. El baloncesto nos brinda la oportunidad de vivir experiencias extraordinarias. Si nuestra hija es feliz, nosotros lo somos». Queda confirmado. Quevedo es muy feliz en Vitoria, donde ha encontrado su sitio y un grupo donde se siente arropada y comprendida.
José Molinuevo es el patriarca emocional del Araski. El padre de Cristina es el mejor anfitrión, con el don de unir y ensamblar. «Somos lo que transmitimos. Valores que forman parte de una filosofía de club familiar, cercano. Lo que vivimos el jueves será difícil de olvidar», dice comedido. Prefiere hablar en plural y nunca centralizar su presencia en el club como padre de la jugadora, sino como colaborador incansable de un proyecto que crece al amparo de una junta directiva de la que también forma parte. Sin él, esta casa no se entendería.
Un caso de madre comprometida es el de Anne Senosiain, la pequeña jugadora navarra protagonista de la final del ascenso en Cáceres con un partidazo. Su hija milita en el Celta Zorka en Liga Femenina 2, pero su corazón tiene un trozo del color verde.
De la misma manera, la familia Carrera sigue con devoción los pasos de su hija Raquel. Luis e Isabel desembarcan el viernes en Salamanca después de sufrir los cuartos de final desde Ourense por obligaciones laborales. Con marcado acento gallego, el padre siempre destaca «la humildad de Raquel como mejor consejo para continuar. Lo primero siguen siendo los estudios, después el baloncesto». Esa transición de niña a mujer que están viviendo con la perla del Valencia Basket cedida al conjunto vitoriano, la viven con moderación. El coche de los Carrera también hecha humo. Desde Ourense a Mendizorroza, ya van varios viajes esta temporada. Isabel, la madre de la criatura, no pudo reprimir la emoción cuando su hija decidió lucir el apellido Quintana. ¡Vaya orgullo, carajo!
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