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sergio eguía
Miércoles, 1 de julio 2020, 00:28
Dicen los yankies que no vales por lo que tienes sino por a quién conoces. Y en eso, el Kutxabank Araski ha encontrado un filón dorado. Sus dos primeras incorporaciones para el próximo curso tienen tres cosas en común que explican su fichajes. Son muy buenas, como demuestra su dilatada y exitosa experiencai, han compartido vestuario y amistad con María Asurmendi y han podido conocer el método de trabajo y el estilo de Made Urieta al coincidir con ella en la selección.
Y podría parecer lógico que Anna Cruz y Tamara Abalde, que llevan 18 y 15 años respectivamente en la élite, hubieran coincidido en algún momento, en alguno de los equipos punteros en los que han jugado. Sin embargo, su relación se fragua en los inicios. En Burgos entre la base navarra y la escolta catalana; en Pamplona (Unión Navarra) con la interior gallega. Todo antes de que llegaran los títulos, los reconocimientos y los tiempos dorados con la camiseta nacional.
Cruz lo dice abiertamente, Asurmendi «me habló muy bien del club y de Made, a la que conozco de la selección pero con la que no tengo una relación de años como con María». Y la de Barcelona ha recalado en Vitoria con ofertas más interesantes en lo económico de equipos más potentes que el de Mendizorroza.
Son las armas que ha usado siempre una ciudad que respira baloncesto para reclutar talento. El de los jóvenes en competición masculina. Ideal para los que no deben despistarse entre las luces de las grandes ciudades y deben completar su formación.
Aún más interesante en liga femenina para deportistas contrastadas que encuentran un proyecto ambicioso en lo deportivo que solo puede crecer por el juego y no bajo el paraguas de un equipo ACB que abre nueva sección.
Y ahora es Asurmendi ese imán que atrae talento al Araski, pero primero fue Izaskun García, compañera de la navarra en las filas del Gernika. El acierto de la vizcaína al cambiar el Oka por el Zadorra fue uno de los reclamos que abrió la puerta al refugio para el baloncesto generado junto a la plaza de Amadeo García Salazar.
Otro de las cuestiones que han permitido al Araski configurar un big three con el que empezar a soñar con nuevas metas hay que buscarlo en el pasado verano, en el oro de la selección española en el Eurobasket de Serbia. Allí, como ayudante de Mondelo estaba Made Urieta. Esas semanas pudo trabajar directamente con Anna Cruz y Tamara Abalde. Las sensaciones, la relacción entre ellas tiene también ha influido en los acuerdos.
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