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La victoria en Girona ha recorrido todos los mentideros baloncestísticos esta jornada de Liga Femenina Endesa. Tan difícil es hacer caer a todo un campeón y equipo Euroliga como el Spar Citylifit Girona como provocar su tercer tropiezo consecutivo tras las derrotas ante ... IDK Gipuzkoa y Durán Maquinaria Ensino. La victoria del Rpk Araski, ante «un grande» era una cuenta pendiente entre las jugadoras de Urieta. «Es un equipo valiente al que le gustan estos bailes. Tanto ellas como el cuerpo técnico teníamos ganas de lograr la victoria ante un equipo grande y, al final, muchos partidos se nos han escapado por mala suerte y ahora la suerte ha estado de nuestro lado», comenta Made Urieta.
Girona siempre había sido una plaza donde poder rozar ese sueño. Curiosamente, desde que el Araski milita en la élite, el conjunto gerundense se ha cruzado en el camino en varias ocasiones, más allá de los choques de liga regular. Cuatro partidos de liga, uno de semifinales de Copa de la Reina y dos de play off en diferentes temporadas, ha sido el bagaje con idéntico resultado, aunque con matices. En el pasado play off, en la eliminatoria de cuartos de final, las vitorianas estuvieron a punto de dar la gran sorpresa en Fontajau, con un equipo mermado por la lesión de la alero sueca Binta Drammeh que cayó ante la superioridad física de las de Eric Surís. Nadie olvida la primera Copa de la Reina en la temporada 2016-17, una semifinal apretada y emocionante en la que el Araski estuvo a punto de eliminar a las anfitrionas.
Esta temporada, el equipo había dado señales de que el objetivo estaba cerca. Lo demostraron en Valencia, donde el partido se escapó en los últimos instantes. Rozarlo y tenerlo para marcharse con las manos vacías de la Fonteta. «El trabajo de las jugadoras ya había hecho que los rivales nos respetaran mucho. El equipo ha dado un puñetazo en la mesa, que estamos aquí, que seguimos creyendo y creciendo y que somos un equipo por encima de todo. Tenemos ganas de más guerra». La declaración de intenciones puede ser un mensaje, a seis semanas de la Copa de la Reina, con un derbi vasco ante el Lointek Gernika que ya despierta pasiones.
Ganar a un grande puede ser un punto de inflexión. En el caso de las vitorianas, la demostración de que el club se ha asentado en una liga que suma en interés y calidad como demuestran los regresos de jugadoras nacionales que tuvieron que emigrar en los años de crisis. El último ejemplo es Marta Xargay, antes su compañera Laia Palau, Queralt Casas, Leticia Romera, figuras del baloncesto nacional que han regresado a casa.
En ese mercado, el Araski pescó bien en verano. Sin duda, es el club que menos cambios ha realizado en su plantilla, conservando un núcleo duro de integrantes españolas, con la veterana María Asurmendi a la cabeza. Nadie mejor que ella o la propia Laura Quevedo, ex de Perfumerías Avenida, saben lo que es militar en un grande. Ahora lo viven desde la otra parte, con un objetivo ya cumplido. «Tarde o temprano caerá un grande», declaraba hace una semana a EL CORREO. Las derrotas de los favoritos dinamizan y dan vida a una liga muy jerarquizada con salmantinas y gerundenses repartiéndose los títulos en los últimos años.
A las alternativas como Valencia o Lointek Gernika les falta un título en sus vitrinas. Después, al menos esta temporada, está el Araski, el equipo que juega con el factor sorpresa. «Que los grandes caigan quiere decir que puede venir un cambio, que puede haber más de un susto en la liga, y que no todo es dinero sino más cosas por detrás», reivindica la entrenadora alavesa, artífice de este pequeño milagro y con una capacidad de persuasión única en los banquillos para inocular ese gen ganador en sus equipos.
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