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La Liga Femenina Endesa de baloncesto se ha cerrado demasiado pronto para el Kutxabank Araski. En puertas del inicio de los cuartos de final de los play off por el título, que se le esfumaron por una victoria, se antojan cortos los réditos finales del ... equipo verde. Después de una excelente primera vuelta con nueve triunfos, algunos de ellos históricos en los feudos del Valencia Basket y Spar Girona o incluso el logrado en Mendizorroza ante el campeón de la Copa de la Reina, el Casademont Zaragoza, concluye para él la que es una de sus mejores temporadas de las siete seguidas en la élite. Tal vez, la campaña del estreno, la 2016-17, dejó el listón tan alto como inalcanzable actualmente.
El contexto tampoco es el mismo puesto que en aquel año solo había 14 equipos. Un bisoño e inexperto Araski, recién ascendido entonces, acabó sexto con 13 victorias, las mismas con las que ha clausurado este ejercicio. Aquella campaña fue la de las primeras veces -disputa de la Copa y del play off, al que llegó a semifinales tumbando al Lointek Gernika-. Todas las comparaciones son odiosas, pero es cierto que el nivel competitivo ha subido muchos enteros, que las plantillas acumulan baloncestistas procedentes de la WNBA que cruzan el charco para disputar la que dicen que es la mejor competición de Europa.
Siempre con el perfil bajo de cada inicio de curso, la entidad vitoriana volvió a reiterar que su primer objetivo sería la permanencia. La plantilla confeccionada se antojaba corta, ya que con solo ocho profesionales y dos canteranas afrontar los siete meses a un ritmo tan alto suscitó dudas. Sin embargo, el as en la manga fue la renovación de la norteamericana Tanaya Atkinson, de nuevo situada en el Top 3 de anotación con casi 16 puntos por encuentro. Su capacidad atlética y verticalidad, su uno contra uno imparable y sus individualidades han compensado la falta de rotación. Quizás le pesó el mes de marzo, cuando se lesionó su pie derecho. Renqueante, no pudo ayudar a su equipo ni en la Copa ni en los choques trascendentales por entrar en el play off, ante Cadí La Seu y Barcelona, que le han costado al Araski quedar fuera y coger vacaciones prematuras tras una segunda vuelta discreta con solo cuatro victorias en quince jornadas. Se cumple una tendencia que casi siempre se repite con los conjuntos de la entrenadora de Amurrio Made Urieta, que van de más a menos.
El mes de diciembre fue clave con la lesión de la finlandesa Holopainen, que le dejó fuera más de dos meses, y la llegada de la pívot norteamericana Chatrice White, compañera de Natalie Van den Adel en sus dos temporadas en el Ensino de Lugo. Su pronta incorporacion a la dinámica y a la liga ha supuesto el mejor fichaje convirtiéndose en la segunda máxima anotadora, por detrás de Atkinson, con un promedio de 10 puntos y 6 rebotes en sus 18 encuentros disputados con la camiseta verde. Más allá de sus buenos números, su brega y pelea, además de su inteligencia en la pista, han contribuido a que el juego interior vitoriano se viera fortalecido y menos desamparado con Diarra como única '5'. La senegalesa, con altibajos y problemas físicos, ha acabado entre las ocho mejores reboteadoras y en el Top 3 de capturas ofensivas.
La dupla argentina Burani-Chagas ha ido de más a menos en el campeonato, quizás por debajo de lo esperado. Capítulo aparte merece la progresión de la joven Txell Alarcón que a sus 19 años ha demostrado capacidad y madurez para colarse entre las jugadoras que aspiraban a revelación. A la catalana no le faltarán ofertas, aunque quizás un año más en Vitoria pueda aportarle más minutos y responsabilidad de la mano de Urieta, siempre con un tacto especial para el talento, como ya ocurriera con la cedida Raquel Carrera.
Tampoco se puede olvidar la gran campaña de la veterana María Asurmendi. Con 36 años y una molestia en su hombro que ha arrastrado durante meses, ha sido el faro en muchas fases y la representación del carácter grupal, lo mismo que Van den Adel en su segunda etapa en Vitoria. La ayuda de las canteranas Maider Castellano y Marina Ortiz de Zárate ha dado sentido a la filosofía de formación del Araski que con pausa prepara ya su octavo desembarco en la élite del baloncesto femenino español.
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