«Espero que batan mi récord nacional»

- En plenos Juegos de Tokio ¿le vienen muchos recuerdos de sus citas olímpicas?

- Se viven diferentes. La primera sientes que vives un sueño, porque es la aspiración de todo deportista. Desde ver ese estadio olímpico lleno, aunque por desgracia no está ocurriendo en Tokio, que tienes que sobrellevarlo porque es como que se te cae una losa encima con tanta gente y un murmullo general. Son muchas sensaciones difíciles de explicar si no has estado allí. Eso es lo que hace que los Juegos sean totalmente diferentes a otra competición.

- ¿Fue su presencia en Seúl 88 la más especial?

- Todo era nuevo. Mi primera experiencia y en un país como Corea del Sur, con otra cultura. Recuerdo que me sentía como pequeña ante un evento tan gigantesco. Iba para coger experiencia. Tuvimos que ir concentrados mucho tiempo antes en otra zona. Luego nos trasladaron a la Villa Olímpica y ver ahí al lado a atletas africanos, que habían sido tus ídolos. Todo es grandioso y todo te sobrepasa. Recuerdo perfectamente la final de los 800 metros. Cuando entré en la final esa noche no pude dormir porque no me podía creer que pudiera estar entre las ocho mejores del mundo.

-Compartir experiencia con Blanca Lacambra, ¿los hizo más especiales?

- Por supuesto. Nos sentíamos como de pueblo. Veíamos a otras con cierta altanería y superioridad y nosotras éramos dos chicas jóvenes, normales, muy de andar por casa. Nos hicimos mucho bien la una a la otra. Es una amistad que sigue en el tiempo porque compartimos muchas cosas en la residencia de deportistas de Madrid.

- ¿Trasladó esas sensaciones a Barcelona 92 con la final de 1.500 metros y el diploma olímpico?

- En Barcelona también tuve esas sensaciones de Seúl. La eliminatoria fue a las 10 de la mañana. Me levanté a las 5 para desayunar, activarme. Corrí mi eliminatoria y la gané haciendo 4,7. Cuando entraba en la última recta y veía que nadie esprintaba ni me seguía no me lo podía creer. ¡No puede ser tan sencillo!, me decía. Cuando estás bien, no sufres. Son las sensaciones de estar en forma y de que la marca es buena.

- ¿Atlanta supuso un mal sueño?

- No llegué bien, ni a nivel personal ni físico. No iba en condiciones de estar en la final.

- ¿Es bueno o malo que su récord nacional de 800 metros siga vigente con esa marca que logró en Sevilla en 1988?

- Para tu ego personal, es bueno, pero alguien como yo que ama el atletismo, que ha vivido y ha trabajado para él, espera que se batan los récords, que para eso están. Hace poco se batió el de 400 vallas que estaba en poder de Cristina Pérez desde el año 1988. La atleta ha sido una de las chicas que llevé a concentraciones de menores. Eso demuestra que nuestro atletismo tiene buen futuro con un buen nivel deportivo.

- Dejó de trabajar en la Federación después de muchos años, ¿asoman planes futuros?

- Lo dejé en enero de 2020. El trabajo que hacía se había vuelto meramente burocrático y no encajaba en lo que yo quería. En esta vida se trabaja o porque te gusta o porque lo necesitas y ninguna de las dos cosas se cumplía. Tengo alguna oferta de escuelas de atletismo y colegios. Si quisiera, podría volver a ello. En este momento, me apetece disfrutar de mi marido y mis hijas. No descarto volver a comprometerme con alguna cosa vinculada con el atletismo, pero algo que me guste.