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Elena Loyo se confinó en su domicilio de Murguía antes de que se decretara el estado de alarma. La atleta alavesa pudo ver la gravedad del problema por el que atravesamos. Ha pasado días de incertidumbre hasta conocer el aplazamiento de los Juegos al año ... que viene. Seguirá persiguiendo la mínima en un futuro maratón. Está a 57 segundos del sueño olímpico. Emplazada en el corazón del hermoso valle de Zuya, aprovecha el espacio reducido del balcón para no perder la forma, mientras es reflexiva con la situación que nos ha tocado vivir y que considera «que nos cambiará algo». Atiende amablemente a nuestra llamada y se sincera. «Es verdad, la crisis del coronavirus nos ha humanizado más a todos».
-¿Considera acertado el aplazamiento de los Juegos de Tokio para 2021?
-La decisión del aplazamiento creo que es la más justa para todos los participantes. Ya no sólo por motivos de salud, sino deportivos. En esta situación no todo el mundo podía entrenar en las mismas condiciones. Se debía tomar y me alegra que haya sido así.
-¿Esto cambia el panorama presente y el futuro?
-Sí. Porque realmente en estos momentos la prioridad es la salud y el hecho de no poder entrenar en la calle hacía que tuviéramos que buscar alternativas. Era muy rara la situación porque, en mi caso, que estaba preparando otro maratón para lograr la mínima olímpica, era imposible. La prioridad a nivel colectivo sigue siendo la salud y, a partir de ahí, con esa prórroga de un año, pensaremos en vencer la pandemia, en las consecuencias a todos los niveles que va a dejar y en intentar superarla de la mejor manera posible. Tocará entonces mirar hacia adelante.
-Su objetivo deportivo sigue siendo esa mínima olímpica. ¿Es pronto para saber en qué maratón quiere intentarlo?
-Es aún muy prematuro. Veremos cómo evoluciona todo. Ahora no tiene mucho sentido hacer planes a largo plazo. Cuando se calme todo, por supuesto que el objetivo será preparar el maratón y escoger una buena cita para buscar esa mínima. Antes de esta pandemia, la idea era intentarlo en Hamburgo.
-En el caso del deportista de élite, este parón supone un quebranto en su vida y en su economía ¿Se han sentido incomprendidos?
-Está claro que nos supone un gran problema. Dependemos de becas que las conseguimos con campeonatos importantes que se han suspendido. Obviamente, sufrimos económicamente como mucha gente. La parte que veo que no se comprende del atleta de élite es que nosotros podemos entrenar solos, podemos evitar contagios porque no estamos en contacto con nadie, en una zona solitaria. Tampoco lo considero un deporte de riesgo que implique un accidente y perjudicar la situación actual de colapso en hospitales. En otros países se permite a los atletas de élite entrenar en zonas solitarias. Creo que podríamos haber seguido con nuestros entrenos, siendo respetuosos con los demás, pero se nos ha negado eso. También es cierto que hay mucha gente que sale a correr, que quizás se preguntaría por qué el atleta de élite sí y ellos no y no lo van a entender. Por otro lado, también tenemos que asumir que está afectando a mucha gente y debemos ser comprensivos porque es una pandemia a nivel global y tampoco podemos poner nuestros intereses personales por delante. No es momento de reivindicar lo nuestro cuando hay gente que está sufriendo el virus directamente y viviendo situaciones muy dramáticas.
-¿Cómo se las arregla estos días para no perder la forma?
-Nuestro lugar de trabajo es la calle y los gimnasios, así que en casa tienes poco. Yo saqué una comba para saltar, tengo unas pesas. En la terraza intento hacer ejercicios de mantenimiento, de fuerza. Tan importante es la forma física y deportiva como otras. En mi caso, este parón me está sirviendo para bajar este ritmo frenético que llevamos y que no nos deja disfrutar de las cosas más básicas y gratificantes de la vida. Estar con la familia, dedicación a aficiones que tenemos aparcadas. Seguro que sacamos una lectura positiva de todo esto.
-En su caso ¿qué aficiones ha rescatado?
-Uno de mis grandes hobbies es la huerta. Y me estoy dedicando ahora a unas fresas estupendas y a quitar todas las malas hierbas. También me encanta hacer punto y me estoy haciendo un jersey maravilloso. Está claro que no me aburro. Si tengo algún rato que paro, también lo utilizo para pensar, para hacer balance de las cosas. Algo tan necesario que con el día a día que teníamos no disponíamos y que ahora valoras más.
-La forma se pierde pronto. ¿En cuánto tiempo se recupera en su caso?
-Obviamente que se perderá algo la forma y luego habrá que recuperarla cuando se pueda de forma progresiva. No me parece nada que no tenga solución.
-¿Ha tenido que cambiar algo su alimentación?
-Estoy intentando hacer caso al cuerpo y cuando llego a la cena, apenas tengo apetito. Igual con una ensalada, o una manzana y una infusión cerramos el día cuando en condiciones normales después de una tirada larga de kilómetros, te lo comes todo. El cuerpo es sabio. En este confinamiento, donde apenas gastamos, sería recomendable que la ingesta fue menor, de la manera más sana, como verduras o proteínas. Los hidratos de carbono hay que aparcarlos porque no vamos a hacer grandes esfuerzos físicos.
-¿Ha probado a hacerse un circuito de casa y recorrerse el pasillo?
-No, para nada. Eso no me sirve. Puedo hacer otros ejercicios, pero correr por un pasillo puede ser más lesivo que beneficioso. Olé por el que sea capaz de hacerlo. Y cinta de correr tampoco tengo, porque son muy caras. Pasaremos esto de la mejor manera.
-¿Cree que esta situación cambiará nuestras vidas a mejor?
-Creo que algo ha cuajado en mucha gente. El hacernos pensar qué estábamos haciendo antes, cuáles eran nuestras prioridades sin atender a otras cosas vitales como estar con la gente que quieres. Creo que sí, de inicio, aunque quizás luego volvamos al ritmo habitual y se nos olvidará. De momento el que quiera pensarlo lo pensará y le cambiará algo la vida.
-¿Cómo gestiona en su día a día toda la información que aparece en los medios de comunicación y redes sociales sobre el coronavirus?
-Intento no mirar demasiado porque creo que a veces, se ofrece mucha información 'desinformada'. Mucha cantidad de noticias, como una bola que empieza a hacerse grande y que rueda sin sentido. Ya se ha trasladado a la población que hay que tener cuidado, qué medidas de seguridad e higiene, pero creo que en ocasiones se vende mucha negatividad, ahondando en el tema con un cariz ya amarillo. Eso es lo que evito.
-¿Vive de ahorros ahora mismo?
-Sí, claro. Ingresos cero. Sí que es cierto que los gastos se reducen muchísimo porque se limitan a la comida y los de la casa. Soy una persona que no tiene grandes vicios en el día a día, tiro más o menos de ahorros. Pero habrá gente que estará en una situación muy apretada.
-¿En Murguía también se han sumado al aplauso al personal sanitario de las 8 de la tarde?
-En Murguía, pueblo no lo sé. Mi casa está un poco más alejada. Si salgo a aplaudir solo lo escucharían los ciervos y algún jabalí (risas). Pero aprovecho para alabar su trabajo, el esfuerzo que están realizando por cuidar de todas las personas contagiada poniendo en riesgo sus vidas. Y eso que cada vez se recorta más en sanidad y ahora esto nos ha hecho darnos cuenta de que se necesita de la sanidad pública, así como la parte de investigación. También hay que destacar a enfermeras y médicos que de manera voluntaria se han unido para ayudar.
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