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Edurne Perahita y Óscar Holgado se han mojado durante un mes. Ella, licenciada en Bellas Artes y originaria de Getxo, y su compañero, pedagogo de Hondarribia, entraron el pasado año en el campus 42 Urduliz, dedicado a la programación informática. La prueba de acceso a ... esta entidad, impulsada por Fundación Telefónica y la Diputación de Bizkaia, consiste en la realización de diversos proyectos en 26 días. Ese periodo, llamado 'la piscina', sirve para seleccionar a los alumnos de un sistema de enseñanza singular. No hay profesores ni clases magistrales, no existen horarios ni libros de texto.
Los dos han pasado la prueba y ahora aprenden con este método sin rutinas, gratuito y donde la sorpresa parece formar parte del currículum. Durante siete días han tomado parte en un taller impartido por Roger Pibernat en el que se han adentrado en el 'live coding', disciplina basada en el lenguaje de las páginas web que permite crear música y formas visuales a medida que se escriben los códigos. La experiencia, a caballo entre el arte y la técnica, y la variopinta procedencia de los alumnos demuestra la peculiaridad de un centro que forma parte de 42 Network, red de 35 campus repartidos por 22 países. El proyecto surgió en París en 2013 como una iniciativa filantrópica del multimillonario Xavier Niel y su éxito ha impulsado la difusión internacional. La rama vasca se inauguró en abril y cuenta ya con 115 estudiantes, de entre 18 y 65 años.
Hay muchas razones para ir a su sede de la torre Urduliz, el antiguo edificio de Mecánica La Peña. Algunos aspirantes quieren formarse para encontrar trabajo o llevar a cabo proyectos de emprendimiento, otros desean reubicarse laboralmente y hay también ingenieros informáticos que aspiran a acceder a la programación desde otro punto de vista. «Ofrecemos pleno empleo en el sector, aunque no proporcionemos un título oficial», dice Alba Galán, miembro del 'staff'.
Edurne ha pasado de la performance, el grabado y la cerámica a abrir una terminal y tirar para adelante cuando la pantalla plantea un reto. «Aprendes a una velocidad mayor que en clases convencionales». El método, según Galán, radica en la propia confianza y, cuando surgen dudas, preguntar a los compañeros o a Google. «La filosofía se basa en el 'búscate la vida', que es lo que ocurrirá cuando se les presenten problemas en el trabajo. Eso xige esfuerzo mental y físico y el compromiso de estar todo el tiempo aprendiendo».
La singular pedagogía y el deseo de conocer los lenguajes informáticos incentivaron a Óscar. «Aquí puedes estar toda la vida, pero la media es de unos tres años y medio», explica. Quienes como ellos quieran zambullirse en el rascacielos de Uribe Kosta tienen una nueva oportunidad en junio y octubre.
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