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«Soy Waspa, el artista diminuto. El arte es mi vocación. Está en mí; dibujo, pinto y diseño». La tarjeta de presentación de Kareem Waris Olamilekan (11 años) no puede ser más clara. El pasado martes logró que el presidente francés le dedicase un improvisado ... minuto de su agenda y más tarde un tuit sincero. Emmanuel Macron estaba de viaje en Lagos, Nigeria, para la inauguración de un santuario dedicado al músico de aquella tierra Fela Kuti cuando le acercaron al crío con un retrato suyo que había dibujado en solo dos horas. Le impactó de veras. «Muy emocionado, felicidades a este chico», escribió después en su red social. El pequeño, del estrato social más desfavorecido de un país que se desangra por la brecha existente entre ricos y pobres, empezó a los 6 años haciendo caricaturas y copiando dibujos animados. A los 8 ya se estaba iniciando profesionalmente.
Quiso el destino depararle un encuentro que ayudó a marcar el rumbo que su vida debía llevar sin duda: al mudarse de barrio con su familia, se topó en el nuevo edificio con un artista entregado a la faena... «Era un aprendiz de la Academia de Artes Adewole que estaba pintando un bodegón –recuerda Kareem–. Me preguntó si podía dibujar y le dije que sí. Más tarde, ese mismo día en la academia, los estudiantes comenzaron una 'composición de tetera y auriculares', así que me puse en una esquina y participé con ellos».
Los profesores enseguida se dieron cuenta de que algo mágico pasaba con ese chico y le animaron a inscribirse en el centro. Su fundador, Adeniyi Adewole, presume de él sin límites: «Puede llegar lejos, incluso más allá de nuestras expectativas; creo que, con lo que ha estado haciendo, irá a un lugar mejor. Solemos decirle que no parece un artista de la calle, sino que puede llegar a tener un nombre, como Miguel Ángel o Da Vinci»... Y como ellos, como el 'David' o la 'Monna Lisa', Kareem, Waspa para el mundo artístico, también tiene su obra maestra. Se titula 'Pan diario' y muestra a un niño nigeriano comiendo una cucharada mientras el sudor y las lágrimas resbalan por su cara. Un maravilloso retrato hiperrealista, el estilo que domina, que descubre una realidad oculta para muchos: las penurias que atraviesa su país y que él mismo ha tenido que padecer. «Dibujo a mis amigos, dibujo cómics, ilustraciones que veo en los libros de texto y en los periódicos –contaba a la BBC–. Cojo mi inspiración de lo que me rodea, especialmente de mi familia. Mi mejor trabajo es éste, 'Pan diario'. El título hace referencia al sudor y las lágrimas, a cómo mi familia y yo debemos trabajar duro antes de poder poner comida en nuestras bocas. Eso me inspira».
En la miseria Kareem Waris Olamilekan nació hace once años en Lagos, una de las ciudades más importantes de Nigeria. Su madre vende aguardiente por las calles y su padre, repuestos de todo tipo. Tiene dos hermanos.
86 millones de personas viven en la extrema pobreza en Nigeria, país que, con 186 millones de habitantes, es el más poblado del continente africano y el séptimo del mundo.
Mala calidad de vida El PIB per cápita de Nigeria fue en 2016 de 1.969 euros, lo que le coloca en la parte inferior de esta tabla indicadora del nivel de vida (puesto 139 de 196 países). Un informe reciente de Oxfam lo sitúa cerrando la lista de 152 países ordenados según su 'compromiso para reducir la desigualdad'.
El ingenio del niño por satisfacer su pasión pasó por 'reservarse' unas nairas (la moneda oficial) del dinero que su madre, vendedora de aguardiente en las calles de Lagos, le daba para los recados, con el objetivo secreto de comprarse unas hojas de papel. Por la noche, armado de lápiz y linterna –en su casa no había electricidad; solo el 45% de los habitantes tiene acceso a ella, dice la CIA–, rellenaba las cuartillas con garabatos que fueron mutando después en las impresionantes imágenes que ya están dando la vuelta al mundo.
Aunque no es lo único que impacta de esta historia. Paisano suyo, de su misma ciudad, Lagos, es Aliko Dangote, el 67° individuo más rico del planeta y el más acaudalado de África, según la revista Forbes. Un estudio de Oxfam concluye que gana cada día 8.000 veces más que lo que un nigeriano pobre dedicaría durante un año entero a satisfacer sus necesidades más básicas. Y no son pocos; son 86 millones de personas viviendo en la pobreza extrema, entre ellos este niño artista, de un total de 186 millones de habitantes, que lo convierten en el país más poblado del continente y el séptimo del planeta. Uno de los que más desigualdad exhibe entre pobres y ricos.
Certifica Oxfam que entre 2004 y 2010 esta brecha «empeoró significativamente, ya que los ricos se beneficiaron de dudosas amnistías fiscales y los legisladores percibieron salarios que están entre los más altos del mundo. Las personas cohabitando con la pobreza pasaron de 69 millones en 2004 a 112 millones en 2010, pese a que el país tuvo un crecimiento económico de más del 7%. En el mismo período, los millonarios aumentaron un 44%».
Ante estas cifras, el 'Pan diario' de Waspa se revela como un hiperrealista golpe bajo a la realidad que vive su país, donde, dice la Agencia Nacional Nigeriana de Desarrollo de la Atención Primaria en Salud, el 37% de los niños está solo parcialmente vacunado y otro 40% no ha recibido ni una sola vacuna –que los padres deben pagar, decidiendo entre comprar comida o una de estas dosis preventivas–. Y no hay que olvidar que Nigeria sufre además la violencia del grupo Boko Haram.
Pese a la humildad en la que viven y a que la tradición en el país hace esperar que los hijos se dediquen al Derecho o la Medicina para asegurar el futuro, todos sus familiares le arropan. La incipiente y creciente fama de su pequeño pintor aún no les sirve para olvidarse de la pelea diaria por el sustento. Pero Kareem tiene las cosas muy claras. Quiere acabar la escuela y centrarse en su don, que ahora practica por encargo y ayudando en la academia. «Creo que el Gobierno debería designar personas que puedan recorrer Nigeria para buscar niños y jóvenes con talento excepcional. Luego se les puede dar apoyo capacitándolos para que podamos tener los mejores profesionales», dice el crío.
¿Cómo iba a soñar algo así aquel niño que empezó dibujando en la penumbra? Hoy, armado de confianza en sí mismo, ahora que los medios de comunicación divulgan su historia... ahora sí tiene sueños, cree en ellos y los comparte: «Quiero ser como Arinze (reputado pintor hiperrealista de su país) y Miguel Ángel. Quiero verme a mí mismo entre los grandes artistas, en los museos». Pues bien, ya es aclamado como el pintor profesional más joven de Nigeria, con 27.000 admiradores en Instagram. Y uno más en el Elíseo.
Los organizadores de la inaguración del santuario dedicado al músico Fela Kuti en Lagos entregaron el pasado martes al presidente Macron el retrato pintado por Waspa en apenas dos horas. Impresionado, el mandatario elogió sus habilidades y más tarde colgó un tuit con un vídeo del momento y una felicitación.
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