Vitalidad

Los conflictos han sido un clásico del fotoperiodismo tanto por sus posibilidades para la narrativa visual como también por el poder crítico y de denuncia de la fotografía o, incluso, por su virtud de producir una reacción cognitiva y emocional que ayude a la superación de los conflictos o al entendimiento y al diálogo en los postconflictos. Naturalmente, si por un lado el relato de los conflictos tiene siempre el riesgo de la subjetividad ideológica del que lo retrata o lo narra visualmente, por otro el concepto contemporáneo del conflicto se amplía en estos días hasta el infinito, incluyendo numerosas ansiedades e incertidumbres que afligen a las sociedades contemporáneas.

Todo esto sirve de reflexión previa a la hora de entender el hilo conductor y el epígrafe de la decimosegunda edición de Getxophoto, 'Transiciones II. Post-conflicto: reformulando el diálogo', donde se sigue la secuencia de una mirada crítica iniciada el año pasado, ahora quizás buscando en el programa oficial nuevos relatos visuales sobre cuestiones contemporáneas fundamentales. Con el excelente comisariado de Mónica Allende, la calidad artística y el interés de la selección parecen indudables, si bien la vinculación heterogénea a la temática de los conflictos en algunos casos se antoja forzada en su concepto y realidad, aunque al reflejar visualmente las paranoias frente a la amenaza terrorista, el turismo bélico, el urbanismo desaforado o la revolución energética se pueda discutir sobre una noción hoy ciertamente extensa.

En todo caso lo importante es la vitalidad discursiva y expositiva de Getxophoto, un festival ya consolidado y con diferentes secciones e intervenciones urbanas, tan popular como académico en su filosofía o en su programación y, por supuesto, siempre con la indudable virtud de constituir una valiosa especialidad en la oferta cultural del País Vasco.