'Shocking', de Schiaparelli. A la izquierda, polvera diseñada por Dalí, junto al frasco creado por Leonor Fini que simula el cuerpo de la actriz Mae West. Museo Balenciaga

Viaje a través del perfume y su memoria

Getaria ·

El Museo Balenciaga inaugura una exposición con 600 piezas de alta perfumería y accesorios que recorren una cronología coincidente con la vida del modisto

Sábado, 25 de mayo 2024, 00:37

Son la huella confesa de una pasión, como decía Jean Paul Guerlain. También el accesorio de moda invisible, un poema que se respira o el toque final de un vestido. Pues sí, los perfumes y su capacidad infinita para contar historias y crear universos únicos ... comparten con la moda una misma pasión por la estética, por la creatividad y la exclusividad; lo mismo que tienen un claro paralelismo en su evolución con la historia y la sociología, con las artes, la publicidad y el diseño. «Más allá del puro objeto, de su significado olfativo y de su preciosismo, los perfumes y sus envases también acompañan a la historia y a las artes o explican la evolución del papel de la mujer», afirma Miren Vives, la directora del Museo Balenciaga de Getaria.

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Con esa visión general sobre unas fragancias que según Colette podían ser gracias al modista-perfumista algo mejor que un sonido en la orquestación de la elegancia, el centro acaba de inaugurar la muestra 'El perfume en tiempos de Balenciaga', que permanecerá abierta hasta el próximo 8 de diciembre.

'Diorling'. Bacarrat diseñó un frasco en forma de ánfora para este perfume de la casa Dior.

El montaje de la exposición en tres salas del Palacio Aldamar ha estado a cargo de la escenógrafa Ana Alcubierre, con un juego de colores que van cambiando en sintonía con las tonalidades de los perfumes y sus envases. Son 600 piezas de alta perfumería y accesorios que recorren una cronología coincidente con la vida de Cristóbal Balenciaga, un paralelismo que también concuerda con la historia de la perfumería moderna desde finales del siglo XIX. La mayoría de las piezas proceden de las colecciones de Anne Thoisy-Dallem y Juanjo Ruiz Crivillé, a las que se unen fondos del propio Museo Balenciaga, algunos préstamos de la Casa Benegas de San Sebastián y la reedición de fragancias históricas aportadas por la Osmothèque de Versalles.

Facturas originales

El inicio del recorrido parte de una poética ficción que alude al primer conocimiento olfativo en Getaria del joven Cristóbal Balenciaga, quizás vinculado a la casa y al tocador de su mecenas, la Marquesa de Casa Torres, de quien se exhiben las facturas originales de algunos de sus productos favoritos: 'Le Parfum Idéal' (1900) de la maison Houbigant o los de violeta de Roger & Gallet y Gellé Frères. La primera sección incluye no solo los perfumes históricos de las cuatro primeras décadas del siglo XX, sino también los que derivan del advenimiento de la figura del modisto-perfumista, de Paul Poiret, Chanel y Schiaparelli a Dior o Balenciaga. Junto con muchas piezas icónicas como un frasco del 'Imperial Rousse' (1879) o del exótico 'Shalimar', ambos de Guerlain; también figuran el nº 5 de Chanel, llamado 'el perfume del siglo', con su clásico recipiente plano y de etiqueta rectangular; el 'Shocking' de Schiaparelli, diseñado por la surrealista Leonor Fini y que emula en su envase el busto de Mae West; y hasta un 'Diorling' de la casa Dior en forma de ánfora, creada por el maestro vidriero Baccarat. Los envases y accesorios de este último o los de Lalique testimonian la notable influencia del 'art noveau' en la perfumería, lo mismo que algunos carteles publicitarios de Alfons Mucha para la casa Houbigant.

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En la muestra también se incluyen ejemplos notables de la perfumería española, especialmente los de la casa Gal -creada en 1898 por el empresario vasco Salvador Echeandía- o los de Myrurgia. Si en la identidad gráfica de la primera destacan los artistas Rafael Penagos y Federico Rivas, ambos artistas clave en el 'art decó' español, en la segunda el dibujante Eduardo Jener también plasma el estilo glamuroso y hedonista de aquella corriente.

Escultura creada por Janine Janet para 'Quadrille' de Balenciaga.

La sección consagrada a las fragancias de Balenciaga incluye un montaje que se asemeja a uno de los escaparates de la maison diseñado por Janine Janet, la fotografía sobre un vestido de 1948 que publicita indirectamente 'Le Dix' -el primero de la maison creado en 1947 por el 'nariz' Francis Fabron en un frasco acanalado que fue diseñado por Pierre Camin-, el célebre retrato fotográfico del maestro que realizó Louise Dahl-Wolfe para publicitar el anterior y las series de sus perfumes 'La Fuite des heures' (1949) -que plasmaba la evanescencia del tiempo- y 'Quadrille' (1955), ambos creados por la perfumista bordelesa Germaine Cellier. La última sección de la exposición integra algunas de las fragancias que en los años 60 y 70 impusieron los cambios sociológicos frente al clasicismo precedente, entre ellos el 'Calandre' de Paco Rabanne cuyo autor fue Pierre Dinand, conocido de Balenciaga y creador también del 'Opium' de Saint Laurent.

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Guardián de emociones

Como obligado complemento olfativo de la muestra dedicada al perfume en el tiempo de Balenciaga, el piso inferior del Palacio Aldamar alberga una instalación que permite a los visitantes percibir distintas fragancias a través de unos recipientes instalados en una serie de pedestales. Entre ellos, los bouquets florales de 'Le Parfum Idéal' (1900) de la casa Houbigant y 'Le Dix' de Balenciaga (1947) o el olor de fruta y vainilla de 'Shalimar' (1925). En todos los casos se trata de una reedición histórica realizada por L'Osmotheque, el primer conservatorio que alberga en Versailles muchos perfumes desaparecidos. Como afirma su propia directora, Anne-Cecile Pouant, «L'Osmotheque es como un guardián de emociones que trata de preservar para la posteridad las fórmulas y los ingredientes de esos perfumes que son la más frágil y evanescente de las creaciones humanas».

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