El universo de Lorca a todo color
'Romancero gitano' ·
El artista salmantino Ricardo Cavolo ha concebido imágenes de doble página llenas de fuerza, «como lienzos», para ilustrar los poemas del genio granadinoSecciones
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'Romancero gitano' ·
El artista salmantino Ricardo Cavolo ha concebido imágenes de doble página llenas de fuerza, «como lienzos», para ilustrar los poemas del genio granadinoTiene su oficina y manager en Canadá, está muy solicitado en Estados Unidos y Francia, últimamente trabaja bastante para empresas de China y en México le adoran. Trabajo no le falta. «Por suerte, de un tiempo a esta parte, también se me conoce en España», ... reconoce el ilustrador Ricardo Cavolo (Salamanca, 1982), en conversación desde su casa de Madrid, donde vive desde hace unos meses. Allí elabora ahora todos sus proyectos, que lo mismo son murales que novelas gráficas o estampas para marcas de ropa o cubiertas de discos. Es un artista muy versátil, con un estilo inconfundible: sus figuras de mofletes rojos y dos pares de ojos, las pequeñas llamas que todo lo iluminan y el toque naif de su trazo, nunca dejan indiferente. Hay algo misterioso y mucho duende en la obra de Cavolo.
No le cohibió el encargo de ilustrar 'Romancero gitano' para la editorial Lunwerg. Buen conocedor de la obra de Lorca, se lo planteó «como una ofrenda al poeta, lo más respetuosa posible». Sin traicionar sus señas de identidad, siempre coloristas y fogosas, Cavolo se ha esforzado en plegarse al sentir del autor granadino a lo largo y ancho de 258 páginas sin márgenes. No hay ni un solo espacio en blanco. Un empeño que le ha llevado «seis meses de trabajo de mesa, más del doble de lo habitual, y eso sin contar la labor previa de planificación». Le gusta la improvisación pero necesita un esqueleto, «una serie de reglas que te impones; luego las sigues o las rompes, según te vayan dictando el instinto y las tripas».
Antes de echar mano del acrílico y los pinceles, plasmó a lápiz los bocetos de cada una de las escenas. Algo que no hace nunca, pero en esta oportunidad quería captar con toda precisión el ritmo y las atmósferas. «Quería zambullir al lector en la experiencia. Las imágenes son invasivas y explosivas. Hay una media de seis por cada poema. Muchas se presentan a doble página, sin nada de texto. Me las he planteado como lienzos. Ha sido muy gratificante, por fin me he quitado la espinita... Hacía tiempo que tenía ganas de abordar un trabajo más como pintor que como ilustrador», confiesa el artista salmantino.
En las 126 láminas que ha concebido no hay líneas refinadas, rematadas con pluma o rotulador. El acabado es más tosco, se percibe la pincelada y la materia. Es un enfoque pictórico que sintoniza bien con los versos de 'Romancero gitano'. Visceral y simbólica, profundamente trágica, esta obra disparó la fama del genio granadino en 1928, cuando el poeta todavía no había cumplido 30 años. Se compone de dieciocho romances, que arrancan con la muerte de un niño en la fragua -allí llega la luna «con su polisón de nardos»- y terminan con la violación de Thamar a manos de su hermano Amnón, hijos del rey David que al conocer el crimen «con unas tijeras cortó las cuerdas del arpa».
Más allá de las referencias bíblicas, medievales o paleocristianas, son los gitanos, como símbolo de la marginación y el dolor ancestral, los que dan voz al romancero del poeta andaluz. La 'pena negra' («pena limpia y siempre sola») es una constante que fluye entre líneas. Algo que Ricardo Cavolo valora y percibe con todo detalle. El segundo marido de su madre era gitano y el mundo calé marcó su infancia y primera adolescencia. «Me dejó un poso importante. Era un mundo muy intenso. Mayúsculo, de sentimientos extremos. Una realidad muy distinta a lo que impera en esta sociedad, tan comedida y calculadora».
Padre de León, un crío de dos años y medio, le encantaría que siguiera la senda creativa. «Pero mejor que le dé por el baile o la interpretación, que mi novia también es artista y así aprendemos algo nuevo. O, bueno, ya que estamos, ¡también me gustaría que fuera oceanógrafo! No, en serio, que haga lo que quiera. Pero, ay, ojalá que no sea registrador de la propiedad o notario...».
Formación. Hijo de pintor, se licenció en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca.
Otras obras. 'Periferias', 'Cocina indie', '100 películas sin las que no podría vivir' y 'Jamfry'.
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