Toni Cantó recuerda sus mítines en Euskadi: «Yo he ido a pueblos y luego han desinfectado la plaza. Eso es absolutamente nazi»

Mamen Mendizabal reunió ayer en La Sexta a cuatro de los personajes que más «odio» generan en las redes sociales. Toni Cantó, Josep Pedrerol, James Rhodes y Mariló Montero. El objetivo era, entre todos, averiguar por qué hay comentarios tan despectivos hacia ellos. Y, según lo visto en el debate de ayer, los políticos tienen la culpa de todo.

El único que pertenecía a ese mundo se vio acorralado desde el principio y tuvo rifirrafes con todos los presentes. Toni Cantó, entre calentón y calentón, dejó varias perlas por el camino. Mientras Pedrerol valoraba cómo había cambiado la interacción entre el periodista y el usuario en los últimos años, Cantó le interrumpió para decirle que el odio va más allá de su profesión. «Yo he ido a pueblos de Cataluña y del País Vasco a hacer campaña y luego han desinfectado la plaza. Eso es absolutamente nazi», afirmó el político. Y el presentador de 'El chiringuito' arremetió contra él: «¿Quién ha creado eso? No la gente que insulta, sino los políticos que provocáis. Utilizáis las redes sociales para conseguir votos. Se busca el enfrentamiento para llegar a los votantes». La tensión se mascaba en la mesa.

James Rhodes cogió el testigo del periodista y le pidió sinceridad a Cantó. «¿Sientes responsabilidad como político?». «Nunca me he sentido productor de odio», respondió. Nadie pareció creerle y Mamen Mendizabal insistió en la pregunta de Rhodes: «¿Nunca has cruzado una línea roja?». Cantó reculó, pero solo un poco. «Sí, pero no de odio. A veces me he podido arrepentir de haber estado en un discurso de zascas, que es moda en política. Pero una cosa son los zascas y otra cosa es el odio», insistió.

El resto de participantes lo tenían claro. «Los zascas son provocaciones»; «El Congreso es como un plató de televisión»; «Luego os vais al bar del Congreso a tomaros una caña...». Toni Cantó estaba arrinconado y cerró el discurso con un mensaje polémico. Dijo que se estaba volviendo más clasista y reconoció haberse radicalizado: «Ser receptor de odio me ha radicalizado políticamente hacia la derecha. (...) Yo soy moralmente superior a un tío de Bildu».

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