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«Está en un viaje haciendo una cosa. No podemos decir dónde está porque se van para allí todos los 'paparazzis'. Vamos a dejarla tranquila», decía Pablo Motos la semana pasada para explicar que su tertuliana habitual, Tamara Falcó, no compartía mesa con ellos esa ... noche. No habría pasado nada de no ser porque la marquesa era la más buscada en aquel momento. Su ruptura con Íñigo Onieva y sus polémicas declaraciones en México la habían convertido en el personaje más solicitado, por lo que su ausencia se antojaba inquietante.
Este jueves, Tamara ha regresado como si nada a 'El Hormiguero' y ha desvelado que se encontraba en Lourdes. La hija de Isabel Preysler ha pasado unos días en la ciudad francesa de las peregrinaciones realizando trabajos solidarios. Lo ha hecho vistiendo el uniforme oficial de enfermera de Hospitalidad Nuestra Señora de Lourdes. «No os riáis», advertía a sus compañeros cuando Motos puso una imagen de su estancia en el país vecino. «La verdad es que es muy práctico porque es como cuando estás en el cole: no tienes que pensarte lo que te vas a poner», afirmaba sobre el vestuario. Aunque ella misma protestaba por el retrato que le había sacado una revista del corazón. «Había fotos mejores», reprochaba entre risas.
En cuanto al atuendo, el presentador quiso saber cómo lo había conseguido. «Lo hizo un diseñador famoso y es el uniforme de la Hospitalidad desde que empezaron. Lo puedes pedir prestado. Normalmente te lo suele dejar alguien, pero como yo soy muy tiquismiquis me lo he comprado», descubría. La colaboradora, obviando por completo sus problemas sentimentales, detalló su periplo galo. «Pienso volver, me ha encantado. Ha sido un descanso y una experiencia preciosa. Es verdad que no he podido estar mucho tiempo con los enfermos porque estaba en cocinas, pero me han dicho que es un buen sitio para empezar», precisaba. Y sobre sus labores entre fogones precisaba: «Hice algunas bebidas y algunos montaditos, lo que pude».
Lejos de hacer alusiones a las polémicas que le han perseguido en los últimos tiempos, Tamara ponderó el jugar que ha visitado. «Conocí a gente fantástica y en estos momentos tan difíciles ir al Santuario de Lourdes para mí es la pera. Os lo aconsejo porque el enclave es precioso. Hay un río, un castillo, está la gruta…», comentaba. Uno de sus colegas de mesa le preguntó entonces por los milagros. «Los milagros… pedid y se os dará», bromeó con cierta ironía Falcó. Pronto quiso matizar su chanza. «Allí no solamente hablan de sanaciones del cuerpo, también de sanaciones del alma», dejó caer sin especificar si se refería a su necesidad de aliviar su espíritu o no.
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