Tragedia en 'Supervivientes': Sandra Pica le deja a Tom por teléfono y le dice que ha conocido a alguien

El empresario marroquí recibió una surrealista llamada de Sandra diciéndole que ha rehecho su vida, ha conocido a alguien y ya no están juntos

Jueves, 8 de julio 2021, 07:15

Dramón digno de la mejor telenovela. Imaginen el lienzo: una cabina de teléfono de las antiguas (muchos seguidores jóvenes se preguntaban qué era eso) en medio de la playa, un concursante deseoso de hablar con su chica y una respuesta terrible al otro lado de ... la línea. Carlos Sobera anunció que Tom iba a poder hablar con Sandra. Recordemos que el muchacho prefirió la llamada a un plato de comida. Llegado el momento, el aventurero levanta el auricular con una sonrisa de oreja a oreja que pronto iba a congelarse. «La última vez que estuve contigo no fui clara. Estoy haciendo mi vida, no tengo pareja ni nada, pero tengo cosas que contarte», lanzó Sandra sin anestesia.

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Ojiplático, Tom balbuceaba frases sin acabarlas preguntándose qué estaba pasando. «Sentimentalmente no estoy como antes, es mejor una amistad que intentar algo», aducía la joven desde España. Aquello de vamos a ser amigos que de lo otro me cansé. Y Tom renegaba de esa propuesta. «Me da igual tu amistad. Yo estoy sufriendo en Honduras. Viniste y me dijiste que me ibas a esperar», reprochaba despechado. «¿Y qué hago? ¿Te miento?», argumentaba ella.

La odisea continuaba entre llantos y amonestaciones. «No quiero desestabilizarte», avisaba Sandra. Vamos, como si le dices ahora a Luis Enrique que tiene que pasar las vacaciones en el vestuario del Real Madrid. «Eres una persona fuerte, tranquilízate», insistía la mujer. Y el desdichado suplicaba: «Quiero saber. ¿Me vas a dejar en la duda otra vez?». La de 'La isla de las tentaciones' trataba de explicarse. «Cuando fui a verte a Honduras te había respetado hasta el último momento, pero cuando volví no fue igual. Conocí a alguien», aducía. Y ese 'alguien' remató al chico que reaccionó con risas cargadas de ironía. «¡Ah! ¿te ríes? Pues es igual que tú conocías a otras cuando estabas conmigo», censuraba Sandra.

«Yo te lo quería decir en persona», se excusaba la invitada telefónicamente. Y Tom le afeaba el gesto: «Viniste aquí para hablar y no hablaste de eso». Ante el envite, sentencia de libro. «La vida es así a veces», lamentó la invitada. Abandonado y roto, Tom emuló a José Luis Perales. «¿Y quién es él? ¿Lo conozco?», preguntó herido. «Es que da igual la persona que sea, amigo tuyo no es», respondió la aludida finamente. «O sea, que le conozco, pero no es mi amigo, vale», razonó el de Marrakech que volvió a romperse. «Te amo con locura, Sandra. Lo eres todo para mí, tengo miedo a perderte», actuó en plan folletín vespertino.

Sandra escurrió el bulto como pudo, alegando que ella también había sufrido mucho con los tertulianos que le han puesto a bajar de un burro. «Psicológicamente ha sido muy duro, no lo he mostrado en los platós porque si te ven baja, te atizan más», descubría. «Necesito saber quién es», imploraba el náufrago derrotado. «Cuando llegues, hablaremos», zanjó consciente, quizá, de lo que podía rentabilizar el asunto a base de exclusivas. Decirlo gratis por teléfono es tirar el dinero. Así que nada, Tom se quedó descolocado, «hecho una mierda», manifestaba él mismo. Menos mal que fue a verle su hermana para compensar el mal trago.

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