Las sorpresas de Boris Izaguirre en 'Masterchef Celebrity'

Ramos se perdió desde el minuto uno. «Has venido con la peor actitud posible», dictaminaron los jueces antes de convertirla en la última expulsada. Y ella aceptó con dignidad su fracaso: «Me he sentido superada». Con ello, Boris Izaguirre, Vicky Martín Berrocal, Tamara Falcó y Félix Gómez son los finalistas que se disputarán la corona la próxima semana. Los dos primeros consiguieron evitar el último juego gracias a su buen hacer en la prueba de exteriores, celebrada en el madrileño restaurante Coque. En sus fogones tuvo lugar el reto por equipos. Los aspirantes debían elaborar un menú de alta cocina diseñado por el chef Mario Sandoval que fue degustado por sus familiares y amigos. Lo malo era que el cocinado era por grupos –Boris y Vicky iban de azul y Tamara, Félix y Yolanda, de rojo-, pero no había capitanes y el veredicto era individual.

Entre los pucheros del célebre comedor se vivió uno de los momentos más divertidos del programa cuando Izaguirre se encontró con su marido, Rubén, y no dudó en presentarle a Félix, el actor con el que ha bromeado con tonteos desde que se conocieron. «Entiendo tu fascinación», dijo el esposo del venezolano con gracia. «Me siento como un águila imperial desplegando sus alas por todo su territorio», zanjó el escritor saleroso. Y es que la noche fue suya desde que comenzó la velada.

En el primer reto, los concursantes debían dar una segunda vida a las sobras mostrando las ventajas de la cocina de aprovechamiento, pero aplicando dos técnicas de vanguardia en sus creaciones. Para complicarlo más, debían trabajar por relevos con familiares suyos, y Boris se reencontró por sorpresa con su hermana Valentina, con la que no se hablaba desde hace meses. Se ve que un incidente en un parking de Miami provocó el distanciamiento fraternal y la gastronomía volvió a juntarles. El carácter de los hermanos provocó más de una sonrisa en la audiencia. «A ver si podéis llegar a un acuerdo entre los dos», animó Pepe antes de comenzar. Ella refunfuñó al no saber muy bien lo que estaba cocinando junto a su hermano, pero no llegó la sangre al río. Al final acabaron disculpándose mutuamente y fundiéndose en un sincero abrazo. El sabor los unió, «hasta la siguiente discusión», pronosticaron casi a dúo.