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Rocío Carrasco continúa desgranando sus desdichas capítulo a capítulo. La última emisión se centró en cómo perdió la relación con su hijo, David Flores. Tras la agresión que sufrió por parte de su hija, la protagonista del documental explicó el «terror» que le causaba su vuelta, de forma que decidió que ésta no se produjera. Pero quedaba el pequeño y la ausencia de su hermana lo alteró todo. «Siempre ha sido un niño muy cariñoso y familiar», describía Carrasco que pronto detectó cambios en su carácter. «Se peleó con un compañero en el colegio, le dijo una barbaridad a otro… Palabras que yo pensaba que no existían en su cabeza. Se volvió arisco, reaccionario. De alguna manera desagradable en su forma de hablar», relataba. «Ya me estaba viendo que iba a terminar como terminó lo otro», contaba.
La hija de 'la más grande' desvelaba cómo el chaval le contaba que su padre iba a verle en los recreos, «y le hacía chantaje emocional», precisaba. En cierta ocasión se sumó a las visitas clandestinas su hermana. «Dile a tu madre que va a llorar lágrimas de sangre, que hasta que no le vea en la cárcel no voy a parar», era el mensaje que la pareja le dio al chico, según narraba la protagonista.
«Hablo de él sin pena porque yo se que es feliz», confesaba Rocío pese al dolor que supone su ausencia. No le ve desde hace años. «Se que si a él le hubiesen dejado me habría llamado o habría venido a verme. No hace determinadas cosas porque no se lo han permitido», aseguraba rota. Y añadía: «Esta persona (Antonio David) ha utilizado las circunstancias de ese niño, que es su hijo, para hacer más daño y para lucrarse».
En junio de 2016, David le pidió a su madre que le dejara pasar el verano con su padre y su hermana y ella aceptó. En septiembre celebraba su boda con Fidel Albiac y su abogado envió un mail avisando de que el niño debía estar presente en el enlace. «Ya le había comprado el traje y todo, él estaba encantado», explicaba. Pero llegó la fecha señalada y el chico no apareció. «A mi hijo no hacía falta invitarlo, era parte de esa boda», argumentaba la madre que ya perdió al pequeño. En octubre, la Justicia emitió un decreto para que se procediera de inmediato al regreso de David, pero no volvió. Y el juicio se celebró cuando ya había cumplido 18 años con lo que todo había cambiado.
«Olga es cómplice total y absoluta de Antonio David. En ocasiones ha sido imprescindible para causarme el mal que se me ha causado. No tiene vergüenza», declaraba Rocío sobre la actual esposa del padre de sus hijos. Y narraba cómo, a la salida de los juzgados, casi se enfrenta a ella. «La vi y estaba con mi hijo. Le daba besos y le apartaba la cara para que él no pudiera verme. Y me fui a por ella», reconocía. Fue su abogado el que la frenó. Y se marchó sin cruzar palabra con el adolescente. «Es mentira que ella se acercara y me dijera: ¿En serio que no vas a saludar a tu hijo? Es falso. ¡No tiene coño para decírmelo!», exclamaba indignada.
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