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Con una naturalidad pasmosa y una sinceridad fuera de serie, Vicky Marín Berrocal protagonizó una de las charlas más surrealistas de Bertín Osborne en 'Mi casa es la tuya'. La diseñadora andaluza comenzó hablando de su padre, José Luis, y desveló algo que nunca ... había contado en público. «Mi padre y mi madre no se casaron nunca», empezó. Y es que el empresario taurino se quedó prendado de su madre, Victoria, desde que la vio pasear por una calle de Huelva. Ella también se enamoró, lo que no sabía es que el hombre, que le llevaba catorce años, tenía pareja en Madrid. «Tuvo dos mujeres a la vez, ¡y en los años sesenta!», descubría Vicky. «Por parte de padre tengo tres hermanos», añadía sorprendiendo a su anfitrión. Cuando su madre se enteró ya estaba embarazada, «y nunca le reproché nada, lo quería tanto… Era una locura y lo acepté como era», confesaba la progenitora.
Victoria supo de la existencia de la otra mujer porque se lo contó la mujer de un arquitecto que trabajaba para José Luis. «Él siempre me decía que me tenía que contar algo, pero le daba tanto miedo que nunca me lo decía», justificaba la madre de Vicky. Cuando ya se lo contó, le dijo que lo suyo se había acabado, pero él fue insistente y recuperó la relación. Y entonces la madre fue clara. «Este es un carro en el que van a ir montadas dos familias. Yo no me voy a bajar y si ella tampoco quiere bajarse seremos una gran familia feliz», propuso. La cosa duró un tiempo hasta que el ganadero le dijo un día en Punta Umbría que ya se había acabado la otra historia. «Pero no vayas a decir que lo has hecho por mí», puntualizó Victoria.
Vicky Martín Berrocal ya le olía la tostada desde que era niña. Una mañana estaba en la piscina de un hotel de su padre y reconoció a uno de sus hermanos. «Allí hay un niño igual que yo», le dijo a su cuidadora que evitó dar explicaciones y se la llevó del recinto. Se quedó mosca, pero nadie le dijo nada hasta días antes de su boda, cuando por fin conoció a sus hermanos perdidos. El enlace con Manuel Díaz 'El Cordobés' también tuvo lo suyo. Vicky conoció al torero y ambos se enamoraron. «Me pidió mi teléfono y yo, como quería que me localizara, le apunté siete números distintos de diferentes lugares: el de Huelva, el de Sevilla, el de la oficina… Y él, con mucha guasa, me apuntó el suyo repetido siete veces», contaba riéndose.
La modista y el matador se casaron pronto y ella siempre pensó que su padre, Manuel Benítez, no iba a faltar a la boda. «Él me confesó que sí era su padre, pero que se lo había guardado para él», reveló. Y llegado el enlace, toda la familia de la mujer aguardaba su presencia. «Mi padre siempre creyó que el Benítez vendría a la boda. Le invitó y en ningún momento dijo que no. Pero, por si acaso, colgó un retrato gigante suyo en el salón principal. «Éste no vendrá, pero aquí va a estar», dijo», y no se presentó, pero estuvo. Aquel matrimonio duró solo cuatro años, pero la pareja es un ejemplo de buen rollo. «A día de hoy lo quiero con todas mis fuerzas. Yo le llamo 'marido', y su actual mujer me lo permite», explicaba la invitada que lleva dos años emparejada con Joao, un portugués «del que me he enamorado hasta las trancas», afirmó tajante. «Yo creía que el amor llevaba consigo el sufrimiento, y desde que conocí a Joao descubrí que eso era el amor sano, entero», zanjó.
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