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La importancia de reciclar y otorgar una segunda vida a los objetos sigue siendo objeto de interés de Tomás Alía, Pepe Leal y Carolina Castedo, que continúan tratando de concienciar a los peones con esta filosofía. Y es que aquello que aparentemente no vale nada ... puede transformarse en algo estupendo que de luz. Esa era la máxima de los jueces de cara a la prueba de habilidad: que sus pupilos diseñaran una lámpara a partir de elementos reciclados. Funcionalidad, acabado y sentido estético eran los condicionantes que valoraron los expertos y que condujeron al triunfo a los gemelos. Elisa y Antonio, por el contrario, no supieron encaminar bien sus pasos y fueron elegidos los peores por el tribunal. Y los cuatro, primeros y últimos, fueron los encargados de liderar las cuadrillas en la prueba de exteriores.
El paisaje de Leganés acogió a los concursantes que esta vez tenían que transformar dos viejos camiones en estudios habitables con salón, cocina, dormitorio y baño, además de su correspondiente zona externa. Iván y Albert capitanearon José e Iratxe con el color azul. Mientras Elisa y Antonio se unían a Alex y Naomí de verde. Cada grupo podía darle su personalidad al proyecto y el interiorista Germán Álvarez quiso visitarles para insistir en la importancia en la sostenibilidad y la ecología, aconsejándoles en la reforma. Pero es que, además, cada equipo contará con un refuerzo muy especial. Al quedar tan pocos dos parejas de ex concursantes regresaron para echarles una mano. Así, Las Nastis y Chano y Raúl volvieron incorporándose las primeras al grupo verde y los segundos, al azul.
Un plato de ducha supuso un desencuentro entre ambos bandos. Resulta que los azules no tuvieron en cuenta su medida a la hora de plantear la distribución de su estudio y no les cabía. José, muy avispado, decidió robarle a los contrarios su plato de ducha, y Elisa no permitió que se saliesen con la suya e invadió el camión para quitárselo. La jefa esmeralda también tuvo un duro enfrentamiento con Iratxe. La vasca se percató de que Iván estaba ayudando al grupo rival y estalló en cólera protagonizando uno de los momentos más tensos del programa. Y tras la bronca, y viendo que sus compañeros no acababan de concretarle lo que tenía que hacer, la bilbaína se derrumbó y fue el otro gemelo, Albert, el que acudió para levantarle el ánimo.
Pese a que los verdes no lograron terminar su labor, ambas cuadrillas trabajaron bien y duramente, hecho que fue reconocido por los jueces provocando que el estrés saliese a flote y las lágrimas de emoción afloraran. Hasta el severo Tomás Alía se contagió del ambiente y acabó llorando. Al final, los azules fueron declarados vencedores y Chano y Raúl, que colaboraron con ellos, fueron invitados a participar en el duelo final con la opción de regresar definitivamente a la competición si lo superaban.
Ya en plató, el presentador y escritor Boris Izaguirre propuso varios encargos a los candidatos que se jugaban el paso a la semifinal. Cada pareja debía realizar un despacho para el escritor, el cantante Miguel Bosé y el cirujano Enrique Monereo. Sin olvidarse de integrar un objeto personal en la sala, como un disco de platino, un diploma o algunos libros. Jugar bien con las texturas de las paredes proporcionó a Antonio y Elisa, «un despacho con un aire muy contemporáneo», analizó Pepe Leal. Su virtuosismo les salvó de la quema. Los recién llegados Chano y Raúl no supieron sacarle el partido a la oportunidad que les brindaron. «Lo vuestro son las decisiones extremas y cambiar la pintura en el último momento ha sido un suicidio estético», dictaminó el jurado antes de pedirles que devlvieran las herramientas.
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