Patxi Alonso: «Veinte años de 'El Conquis' eran una cifra redonda que exigía algo bestial»

–A 'El Conquistador' se le han resistido las plazas del resto del país. Su paso por TVE no ha obtenido el éxito esperado.

–Si lo comparamos con el fenómeno sociológico de ETB, hablamos de dos casos diferentes, pero que se haya emitido en Televisión Española ha supuesto un experimento brutal. Desde el punto de vista profesional hemos crecido, la cadena ha hecho un gran esfuerzo y ha agradecido la calidad del producto. Pretender que la primera edición se convirtiera en un fenómeno como sucede aquí era una misión imposible. A mí me preocupaba hacer un buen producto y estoy tranquilo porque han reconocido su factura.

–Pero las audiencias no han acompañado.

–Nunca establecimos una marca y se ha quedado en números normalitos. Los fieles nos han seguido y los que no nos conocían, o no se han acercado o no han conectado. Llegamos a Televisión Española en un periodo de gran ambición, de subida y, quizás, en otra, el dato parecería mejor.

–¿Quizás el programa exigía una adaptación a otros públicos?

–No íbamos a hacer una versión edulcorada con otros perfiles o famosos. Fuimos fieles a lo negociado. En Euskadi los datos han sido bestiales. Nuestro 'target' supera el 50% en la franja entre 13 y 24 años y cambiar el público en tan sólo dos meses constituye una pretensión muy compleja.

–¿Habrá una segunda edición?

–No lo sabemos. Ahora estamos centrados en la vigésima vasca. Vivimos en la rueda del hámster, de la decimonovena pasamos a la española y, más tarde, a la que ahora estrenamos. Todo el año es muy intenso y montar el circo televisivo en Patagonia ha resultado muy complejo.

–¿Por qué esta vuelta a los orígenes?

–Cada año es un desafío, un cómo dar más y qué hacer para que no decaiga. Esta era una cifra redonda que exigía algo bestial. Es un regreso al principio, al frío, el viento, a las últimas fronteras, al icono de aventura cuando empezamos, el sur del sur. Suena bonito, pero supone un infierno de logística. El Parque Nacional de Los Haitises, en la República Dominicana, era un gran plató de producción y ya teníamos nuestros proveedores y, no obstante, nos hemos liado la manta a la cabeza y nos hemos ido a Argentina.

–¿La decisión implicaba mucho riesgo?

–El país es un volcán financiero y político. Ha sido una decisión con mucho coraje, pero es que necesitábamos un triple salto mortal. Estamos volcados en hacer la mejor edición de la historia cueste lo que cueste. En cualquier caso, fue una complicada decisión empresarial e implicó armar muy bien el proyecto. Ahora bien, todas nuestras preocupaciones se diluyeron cuando vimos Ushuaia, el faro, el brillo en los ojos de los participantes y a Juanito y Korta, que gustan tanto a los veteranos como a los más jóvenes.

–¿Cómo es hacer televisión en el fin del mundo?

–La grabación implica una batalla diaria. La logística es difícil por las distancias. Desde aquí no concebimos esa inmensidad y lo que supone armar y desarmar juegos, o moverse en condiciones climatológicas adversas. Nunca sabes si lloverá, nevará o saldrá el sol, y lo más habitual es que lo haga todo el mismo día. Eso era la aventura al límite.

–¿Nos adelanta alguna novedad antes de su inminente estreno?

–Será una especie de Conquis del Conquis, lo que la gente quiere ver, con los juegos más populares, participativos, divertidos y cañeros. Habrá agua, escalada, cañones y tradiciones locales de los gauchos. Los espectadores se encontrarán con muchas caras conocidas, como la de Eneko Van Horenbeke, doble ganador. El retorno de Juanito y Korta era como un deseo que pides al genio de la lámpara, pero no quería meterlos en un lío. Les propusimos una visita y me pudo su entusiasmo. Nos han hecho retrotraernos a situaciones ya vividas.

–Nos resistimos a un 'Conquis' sin Julian Iantzi y sus recriminaciones a los concursantes.

–Que nos dijeran que no contaban con él nos dejó fuera de juego. La negativa era contundente y, además, solicitaban que yo me pusiera a cargo. Había que tomar una decisión y no podía fallar a la gente que me rodea.

–¿Regresará de alguna manera?

–Le he llamado en dos de cada tres proyectos que he levantado. Desconocemos el futuro, pero él sabe que lo tengo siempre en mi cabeza.

–Hay muchos jóvenes que ven 'El Conquistador', pero sólo el Conquistador. ¿Esto no es pan para hoy y fracaso televisivo para mañana?

–Eso que cuenta me pasa mucho con amigos de mis hijos y lo advierto en comentarios en la Red. Hablamos de una tendencia clamorosa. Llegamos a casa, accedemos a una plataforma y seleccionamos una película o un programa. El panorama es complicadísimo en la televisión en abierto porque los pequeños no esperan para ver un producto, no aceptan la publicidad. Afortunadamente, el vínculo con 'El Conquistador' es muy fuerte, va más allá de un espacio de televisión, es un referente, como el Athletic.

–¿El Conquistador no es una cosa de hombres? Porque ellas lo suelen tener complicado en las pruebas físicas.

–Hemos apostado por la igualdad desde que empezamos. No es un 'Ironman', no distingue en función del sexo y queremos que recoja todas las situaciones sociales y étnicas. Lo que ocurre es que en juegos de fuerza física, el peso determina y los hombres tienen ventaja. Ahora bien, si ha de aguantarlo en una prueba de resistencia, también es difícil. En esta edición, hemos establecido una novedad en la confección de equipos. A ver cómo resulta.