Urgente Muere un narcotraficante tras chocar su narcolancha con una embarcación de la Guardia Civil en Tarifa

Ahora están de moda los documentales musicales que beatifican a sus protagonistas. Conviene detenerse en los títulos de crédito: si como productor aparece una discográfica no falla, estamos ante una hagiografía. 'A-ha. La película', disponible en Movistar Plus, podría parecer en principio una de ... esas operaciones comerciales que han orquestado artistas tan dispares como Alejandro Sanz y Coque Malla, pero, quizás de manera involuntaria, el resultado rezuma tristeza y mal rollo.

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El grupo noruego más famoso de todos los tiempos dio el pelotazo de su vida en 1985 con 'Take on Me', uno de los himnos de la década. Hacían buenas canciones, sus videoclips eran chulos y tenían imagen de sobra gracias sobre todo a su cantante, Morten Harket, que además cantaba como los ángeles. La mayoría de los mortales les perdimos la pista, pero A-ha ha seguido durante estos casi cuarenta años, separándose y uniéndose. Haciendo caja.

«No nos unió la amistad, sino la música», se atreve a confesar Harket en el asiento trasero del Mercedes que le lleva al hotel tras un concierto. El trío se lleva tan mal que nunca aparecen juntos en las entrevistas del director del documental, Thomas Robsahm. Firman autógrafos desganados, se arrepienten de haber sido vendidos como un grupo para chicas y no quieren ni oír hablar de volver al estudio para grabar un disco.

Hay muchas películas sobre las tensiones creativas en el seno de un grupo, pero pocas veces unas estrellas del rock han demostrado tanta falta de carisma, tanta desgana en un oficio que les ha hecho multimillonarios. En la fundamental 'El último vals', Scorsese le preguntaba a Robbie Robertson: «¿Y ahora qué?». «La música nos llevará siempre», contestaba evasivo el líder de The Band.

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