La tragedia de Ortuella en Cuarto Milenio: «Nos tendrían que contar la verdad»

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Solange Vázquez | Julio Arrieta

Carrasco estuvo 22 días en coma debido a un traumatismo craneoencefálico. «Cuando me desperté me tuvieron que enseñar a andar, a comer… No me acordaba de mi familia», declaraba. Y la desgracia le dejó secuelas como la epilepsia. «Fue mi madre, Rosario, la que me sacó adelante», revelaba la mujer, que actualmente es monitora de comedor en otra escuela. Se supone que había una balsa de gas propano en el sótano del centro y estalló. «Creo que, a día de hoy, no ha quedado claro. Nunca nos contaron realmente lo que pasó», criticaba Mari Mar que, con veinte años, se puso a investigar el suceso y llegó a reclamar los informes del mismo, «pero me los negaron», reprochó.

Jiménez citó a un operario que, supuestamente, fue el que desencadenó involuntariamente la tragedia. «Yo sí le culpo. No sé nada de él ni quiero saber. Se que mandaron a alguien para arreglar algo. Eso se habría evitado si mandan a esta persona en horario no lectivo. Y hoy siguen haciendo lo mismo, mandan a operarios a arreglar cosas en los colegios cuando hay niños», acusó Carrasco. La invitada expresó también sus dudas acerca de la versión real de lo acontecido hace cuatro décadas. «Pienso que sí se taparon muchas cosas y que los responsables no han pagado. Nos tendrían que decir toda la verdad. Está todo tapado», evidenció. Y siguió acusando: «En su día se comentó que el colegio ya estaba mal hecho y luego solo dijeron que era un escape de gas, pero de responsabilidades nada».

Remover historias terribles es complicado. «Es duro hablarles de esto porque en ocasiones las familias afectadas no quieren que se remuevan las cosas», afirmaba el periodista. Y su entrevistada asentía. «Se que habrá gente a la que le sentará mal porque en su día se dijo que esto había que dejarlo atrás, pero no hay que olvidar a cada una de las personitas y personas que se fueron: 50 niños y tres adultos. Una de ellas era mi profesora, Conchi, que estaba haciendo una sustitución y dejó una niña de un año», expresaba dolida. «Igual a partir de este programa se mueven cosas», aventuraba Iker Jiménez. «¡Ojalá!», zanjaba Mari Mar.