Borrar
Nacho Vidal confiesa su depresión: «Mi sábado era comprarme un gramo y masturbarme diez horas»

Nacho Vidal confiesa su depresión: «Mi sábado era comprarme un gramo y masturbarme diez horas»

El actor protagonizó 'Lo de Évole' y habló de su ingreso en una clínica psiquiátrica y de sus excesos: «Con 23 años empecé a pincharme testosterona. Estaba cachondo todo el tiempo»

Lunes, 8 de mayo 2023, 07:20

«Tú fuiste el rey», arrancaba Jordi Évole. La sentencia iba dirigida a Nacho Vidal, el actor porno que recibía al periodista en el jardín de la clínica psiquiátrica en la que estaba ingresado por depresión. «A mí me gustaba mucho lo que hacía. Yo amaba mi trabajo», reconocía el intérprete conocido en todo el mundo. «Yo me pellizcaba con 23 años cuando salía en la portada del Penthouse», afirmaba.

«He ganado muchísimo más dinero del que yo podía imaginar cuando trabajaba de portero o de pizzero. Y me lo reventé lo más grande: con mis amigos, con comidas, con cenas, con viajes, con coches estrellados… A veces pienso, si hubiera ahorrado un poco…», admitía Vidal, cuyo verdadero nombre es Ignacio Jordá. «Yo he sido más años Nacho Vidal que Ignacio Jordá. Nacho Vidal es un personaje, un negocio», argumentaba indicando que el porno cambió su vida. «Ahora es algo mecánico. No hay pasión. Para mí, el porno que yo hice es arte. Hice cosas muy bonitas», comentaba para detallar más tarde que el oficio también suponía sacrificios. «Con 23 años empecé a pincharme testosterona. Estaba cachondo todo el tiempo. Lo hacía un par de veces a la semana. El problema es que tu cuerpo deja de generarla cuando te la metes artificialmente», indicaba.

El género para adultos está hoy al alcance de los menores, y Nacho quiso concienciar sobre el tema. «Hubo un momento en que empecé a coger conciencia y empecé a trabajar con preservativo y a dejar de coger a la mujer del cuello, a no cachearles y no escupirles. Porque me venían los niños jóvenes y me decían que hacían con sus novias lo que les hacía yo a las actrices porno. ¡Cuidado, que eso no es el sexo! Y empecé a entender, con mi poca conciencia, que lo que yo hacía lo estaban haciendo los chavales. Estaban aprendiendo, desgraciadamente, con pornografía. Y cambie el chip», aleccionaba. Y continuaba: «Me decían que le metían la cabeza a su novia en la taza del váter y le daban a la cadena. Ellos no saben que, cuando lo hacemos nosotros, esa taza del váter no es real, está limpia, lleva un plástico con una cámara dentro… y es un 'acting'. Es que no es real, es cine. Tiene mucha más fuerza que un actor porno diga estas cosas. Todo lo que yo hago en una película no es real, no te creas lo que está pasando. No se te ocurra ponerte a maltratar a ninguna persona. No es real, es ficción».

Vidal recibía a Évole en la clínica en la que se estaba tratando. «Creo que es bueno que una persona pública te diga que está teniendo una situación de depresión y que no sabía qué hacer. Estaba muy mal, todo me daba miedo», relataba. Y detallaba su problema. «Me he drogado y he bebido lo más grande. Mi sábado era comprarme un gramo, comprarme cerveza y masturbarme solo ocho o diez horas. Por eso estoy aquí ingresado», descubría el actor.

La segunda parte del programa se grababa dos semanas después, con Vidal ya en su casa. Évole no esquivaba preguntarle por el caso del fotógrafo que murió en su casa y por el cual le procesaron. «Yo soy un pringado y me han metido ahí para hacer un juicio mediático. Soy una buena persona, no soy un hijo de puta», comenzaba el artista que desgranaba la historia. «A mí se me murió una persona aquí, en mi casa, y a nadie le ha importado cómo te sientes tú porque alguien se muere en tus manos por primera vez en la vida. A todos les importa que yo fuera un asesino y que yo haya matado a una persona, cuando yo no lo he hecho. Prefiero no hablar mucho del tema. La forense me ha absuelto completamente de ese caso. Lo que yo le di era una mínima parte comparado a lo que tendría que haber tomado para morirse», explicaba. Y seguía: «Es un acompañamiento para alguien que quiere tomar una medicina ancestral. Es un sapo de Sonora. ¿Por qué tienen que decir cosas que no son? Yo di todas las pruebas: la pipa, lo que fumo… El fotógrafo se tiró tres meses diciéndole a mi prima que quería probarlo. Y yo no quería. Al final me convencieron. Y luego decían que yo hacía negocio con eso. Es mentira», denunciaba. El entrevistado se rompía cuando recordaba el momento. «Fue muy fuerte porque él se cae, entra en una catarsis y no respira. Yo le hago respirar y revive. Empieza a moverse. Se queda boca abajo, empieza a respirar tranquilo y, de repente, deja de respirar. Llamamos a una ambulancia y estuve 45 minutos con un policía tratando de reanimarle. Fue demasiado fuerte. Cada vez que me acuerdo de la situación… Esa persona que se está yendo y está en tus manos. Lo había hecho decenas de veces y nunca había pasado nada malo. Estamos hablando de una medicina que, a nuestro entender, no mata a nadie», sostenía llorando emocionado.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo Nacho Vidal confiesa su depresión: «Mi sábado era comprarme un gramo y masturbarme diez horas»