Miguel, el gemelo de Castellón, ganador de 'El Conquistador'

«Este es el programa más duro en el que he estado en mi vida», proclamaba Raquel Sánchez Silva felicitando a todos los concursantes que han participado en 'El Conquistador'. La edición de TVE llegaba su final y lo hacía con un reto exigente y trepidante. Los aspirantes debían lanzarse en helicóptero al agua y nadar 200 metros hasta la playa donde comenzaba la carrera cogiendo el banderín asignado. Mati comenzó con mal pie, absolutamente desorientado. En vez de seguir a sus compañeros, cogió otro camino. «Pensaba que tenía que encontrar el primer banderín en el agua», explicaba despistado.

En la orilla, había una brújula y un pergamino con instrucciones para hallar la segunda enseña. Después, había que volver al agua para buscar el estandarte correspondiente. El más mínimo descuido les alejaba de su objetivo. Miguel, centrado, halló el estandarte el primero logrando una gran ventaja. Joana tardó un poco más, pero fue la segunda en encontrarlo. Una vez logrado el segundo banderín en el mar, debían regresar a tierra y llegar hasta un acantilado. Allí había una escala de treinta metros suspendida en el aire. Superarla suponía el tercer emblema. Y a partir de ahí, un salto al vacío con una cuerda y un jumar de 80 metros.

Chase fue el tercero en lograr la enseña en el agua y corrió hacía la escala, pero jumarear no era lo suyo. El gemelo iba en cabeza, pero Joana, a base de esfuerzo y tesón, recortaba distancias. Mientras, Agus conseguía, por fin, su estandarte acuático, aunque ya era tarde. Y Mati, también, pero tiempo después. Agus revelaba más tarde una picardía. Su brújula se mojó y no funcionaba, pero había visto la bandera de Mati y, sin decírselo, le preguntó qué rumbo tenía él para reorientarse. Euxebi y Azo se quedaban estancados, sin norte.

La final se antojaba muy emociónate porque Miguel flaqueó en los últimos metros y Joana aprovechó su debilidad sacando garra y alcanzando a su rival. Llegaron a la cima casi empatados, pero quedaba subir a la cumbre y coger la bandera final. Y el gemelo sacó fuerzas de flaqueza y triunfó. Emocionado y casi sin energía, dedicó el éxito a su hermano. «Venía muy justito de energía, estuve cinco días sin comer, pero mentalmente estaba fuerte. Cuando los pies y las manos no van, subes de cabeza, pensando que cada punto cuenta», argumentaba el campeón entre lágrimas. Y ejemplificó su agotamiento: «Llegué y no podía sujetar la bandera».

Los 100.000 euros se los queda Miguel, que arrancaba la aventura en pareja, junto a su hermano Daniel. Joana puede presumir de ser una heroína porque se quedó a nada del triunfo, ascendiendo a una velocidad que puso en serios aprietos al vencedor. Y el resto aplaudieron, pese a sus desavenencias, al ganador.

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