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Se definió a sí mismo distinguiendo entre Miguel y Bosé. El primero era el cuerdo, el que ponía los pies en la tierra, el segundo, el alocado, el que se mete en jaleos. Jordi Évole ha partido en dos su entrevista, la primera ... parte dedicada a Miguel nos desveló primicias que desconocíamos del artista. «He sido salvaje, he tenido unos años en los que descubrí la parte oscura que todos tenemos: drogas, sexo a lo bestia, tabaco, alcohol, sustancias, hampa… Me dio por ahí por un desamor», desvelaba el entrevistado añadiendo: «Llegué a consumir casi dos gramos diarios, más fumar marihuana, tomar éxtasis…». Todo hasta que un día decidió dejarlo. «Un buen día me desperté y dije: 'Se acabó'. Pensaba que drogándome era más creativo. Las drogas provocan unos estados que, utilizados bien, dan muchos conocimientos y, puntualmente, unas visiones de cosas interesantes, revolucionarias incluso. Pero cuando pasa a ser un consumo habitual pierden ese sentido. Los espíritus pasan a ser enemigos», describía afirmando que cuando abandonó la adicción no sufrió nada.
En cuanto a su problema de afonía, Bosé contó que todo comenzó cuando rompió con su pareja y empezaron los problemas. «Todo tiene que ver con los pequeños. Los mayores son los que tienen que tomar las decisiones y yo no estaba preparado para eso. Cuando se acaba el enamoramiento y aguantas, eso se envenena y estalla. El primer problema que yo tuve fue la voz», explicaba asegurando que llegó a perderla por completo. Paciencia y tiempo fue la medicina adecuada. «Había hablado mucho, había basado toda mi vida en la voz, así que decidí que había que esperar y apareció de nuevo de un día para otro», sostenía revelando que actualmente puede cantar, no más de una canción, pero no se puede permitir una gira, «quizá a finales del año que viene», agregó.
El padre del intérprete, Luis Miguel Dominguín, también salió a escena durante la conversación. «No encajábamos porque éramos iguales», narraba admitiendo luego que se querían muchísimo. «A Franco se le caía la baba con mi padre, le llamaba 'mi niño'. Es que en aquella España la clase muy pudiente tenía sus 'mascotas': cantantes, actores, toreros y algún deportista. Y mi padre era internacional», argumentaba sosteniendo que el progenitor no era machista, «era mujeriego». Y subrayaba la sentencia con nombres de estrellas de Hollywood: «Se ligó a Ava Gardner, Elizabeth Taylor, Lauren Bacall…».
En cuanto a su madre, Lucía Bosé, confesó que se tuvo que despedir de ella por teléfono, «nunca pensé que la iba a perder», lamentaba. Lo que quería dejar claro eran las causas de su muerte. «Mi madre no se murió de Covid-19 y eso tiene que parar ya. A mi madre se le sedó hasta la muerte como se solía hacer con el resto de los ancianos. Si estuviera viva estaría plantándole cara a esta farsa», apuntó. Su negacionismo ante la pandemia mundial queda pendiente para la segunda entrega, que se llamará 'Bosé'.
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