'Masterchef Junior' sorprende con concursantes pequeños, pero matones en su octava edición

El benjamín del grupo es Javier, un vallisoletano de ocho añitos que se maneja con soltura en los fogones, aunque odia el brócoli y tiene bastante mala leche. «Moved el culo, gusanos», reclamaba a los de su equipo. Los jueces le indicaron que ese no era el camino y seguro que aprende. Le siguen con nueve años Aurora e Inés. La primera es gaditana y sus platos favoritos son el puchero y la tortilla de patatas de su abuela. La segunda vive en Madrid y fueron su madre y su abuela quienes le inculcaron el gusto por la cocina. Samantha está encantada con ella porque sus platos preferidos son los postres. De Marbella viene Antony, que odia las lentejas y se pone muy nervioso trabajando en equipo, y desde Las Palmas de Gran Canaria, Pablo, un jovencito que cocina desde que nació al lado de su padre y ya siendo muy niño su disfraz preferido era el de chef.

Para Celia resulta muy especial competir en el programa y le encantaría que en alguna prueba mandase la pasta, su comida favorita. Desde Madrid llegan Luna y Henar. La primera compagina su amor por la gastronomía con su pasión por la moda y los musicales, la segunda sabe muy bien lo sacrificado que es el oficio porque su familia regenta un bar, de ahí que se conozca algunos trucos. Adriana, una valenciana de once años; Manu, un alicantino de diez; y Asier, un valenciano a quien el hummus le sale divinamente; se suman a la lista de aspirantes que completaban el logroñés Iván, el barcelonés Manel y Ariadna, que llegó de Tarragona y pronunció la frase de la noche: «Aunque el viaje sea corto, la experiencia es única». Y es que el trío tuvo que abandonar el primer día al no convencer sus cocinados en la eliminatoria. El maestro Toño Pérez, del restaurante cacereño Atrio, y Florentino Fernández, flamante subcampeón de 'MasterChef Celebrity 5' arroparon a los pequeños aspirantes que se enfrentaron a un cocinado de aúpa con el foie como elemento central de todas las elaboraciones.

La primera prueba de la noche la protagonizaron los productos de la huerta y la de exteriores les llevó a uno de sus lugares favoritos: el Zoo de Madrid. Allí se estrenaron cocinando por equipos para un centenar de comensales. Y surgieron los primeros encuentros y desencuentros. Nico anunció que Nina ya era su novia, aunque poco duró la relación porque en el duelo final ya lo habían dejado; y los capitanes de ambos bandos, Henar y Javier, no supieron liderar sus grupos creando situaciones tensas en ambos conjuntos. Nada reprochable.