Una versión gourmet de los platos de comida a domicilio era la prueba a la que se enfrentaban los aspirantes de 'Masterchef'. Además, jugaban por parejas y, como Eneko se quedó solo, los jueces le asignaron a Ofelia, semifinalista de la novena edición del 'talent' culinario, como pareja. Y aquello fue tremendo para el futbolista, a quien la recién llegada le volvió loco. «Veo que no hay química en la pareja», comentaba Pepe Rodríguez observando la tensión que destilaba el dúo. Lo curioso es que, a pesar del trance, su cocinado fue el mejor valorado por los expertos. Y entre Jorge Juan y Luca, que también competían juntos, saltaron chispas. La presión pudo al tiktoker que acabó llorando, mientras su compañero mantenía el tipo ante los fogones. Ellos también acertaron, pese al mal rollo, y quedaron segundos en la prueba.
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«No podemos pasar por alto el desorden y la suciedad que ha reinado en estas cocinas. Cuánta dejadez», regañaba Pepe Rodríguez ante el desastre que tenía ante sus ojos. Mientras, Merce se derrumbaba ante los jueces. Una broma había alterado notablemente a la madrileña. En la casa donde conviven, le habían dado una sopa con mucho picante, y no le había enfadado tanto la guasa como la reacción de Luca que se reía abiertamente de ella. «Luca para mí ya no existe en la casa. Los vasos se colman y ya ha llegado el colmo», proclamaba enojada. El joven, lejos de arrepentirse, tiraba balones fuera. «Yo estoy muy tranquilo. Si le sentó mal que yo me descojonara por lo de la pimienta… ¡Que tengo 18 años y es normal que estas bromas me hagan risa! Y ya está», manifestaba. Merce no perdonaba al chico. «No soy una persona que me lleve mal con nadie, cuesta mucho llevarse mal conmigo, pero llega un punto que… La educación y el respeto es lo primero y aquí brilla mucho por su ausencia», reprochaba. «Si no entiende mi personalidad y mi manera de hablar, no tengo nada que decirle», respondía Luca. Pepe zanjó el tema. «Hay una conservación pendiente», exponía el chef.
En la prueba de eliminación, los concursantes tenían que probar e identificar una selección de chiles, como el habanero, el wiri wiri o el chipotle. Después, debían elaborar un plato mexicano libre integrando el chile, sin olvidarse de respetar los sabores de cada producto y manteniendo el equilibrio en la receta. David, Ana, Merce, Jotha, Laura y Camino se jugaban la permanencia. Laura se confundió a la hora de inventar su propuesta, escogiendo un lugar erróneo. La joven presentó un ceviche. «Es un plato de otro país, no nos sirve», opinaba Pepe. Jordi Cruz argumentaba: «Te has ido a Perú».
Laura se veía ya expulsada, pero Samantha Vallejo-Nágera le regaló la esperanza. «Tienes una nueva oportunidad», anunciaba la jueza informándole de que debía enfrentarse a un nuevo cocinado contra los dos últimos aspirantes que consiguieron delantal negro en el casting: Claudia y Albert. Lo malo es que Laura tampoco superó ese duelo. Claudia fue la que destacó con su réplica y logró un puesto como aspirante. «Nadie me quiere, ya sé que soy la mala de la película», manifestaba la recién llegada ante las miradas tristes de sus nuevos compañeros que se lamentaban por perder a Laura. «No ha podido ser, tu plato tenía más defectos que el de Claudia», resolvía el jurado.
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