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Lia Kali es una cantante catalana que triunfa en la música urbana dando visibilidad a la salud mental en sus letras. «Veía el programa desde niña. Cuando terminaba, era mi hora de ir a dormir. Y soñaba con venir algún día de entrevistada», brindaba la ... rapera a Pablo Motos nada más aparecer en 'El Hormiguero'. Y el presentador le devolvía el cumplido. «Yo me enganché a tu música por casualidad. Primero me fascinó tu voz, pero luego me mataste con las letras», piropeaba. «Amo que digas eso», agradecía la invitada.
«Todo el mundo sufre y tiene esos dolores que yo exponía. Me parece que hacía falta que alguien se atreviera a abrirse», reflexionaba Lia regresando en el tiempo para rememorar su juventud. «Tuve una adolescencia complicada. Era bastante peligrosa, una niña con mucho dolor y mucha rabia. Y es lo que trato de transmitir en mis conciertos. Hay mucha gente que está dolida y hace mucho daño porque le hicieron mucho daño». explicaba. La artista no tiene pelos en la lengua. «La vida es puta y eso es la maravilla. Yo ahora digo que la vida me ha bendecido con el dolor. Haberme sentido tan pequeña y tan miserable, me ha permitido poder crear ahora». contaba. Tanto desconsuelo tuvo que le afectó duramente. «A veces, pensaba que no podía más y a ver si me moría. Ser una persona muy sentida, a veces es muy jodido», declaraba sincera.
Lia Kali estuvo ingresada una semana en un centro psiquiátrico con catorce años y aquello le marcó. «Era una tortura, y me di cuenta de que tenía que hacer una canción. Atar a la gente a una cama durante una semana es una tortura. ¿Me vas a decir que quieres ayudar a alguien que está realmente mal, que lo que necesita es un puto abrazo, y no le dejas ni contacto físico ni hablar con nadie, y tu solución es medicarla hasta que no sepa ni quién es, y tenerla atada a la cama? Creo que en España hay un problema gordo, lo que hacemos con la gente que molesta es dormirla para que deje de molestar. Me da vergüenza y mucho dolor que, aún hoy en día, haya gente que tenga familiares que tengan que pasar por torturas similares», denunciaba. Y reivindicaba: «Lo peor era darte cuenta de que podían hacer contigo lo que quisieran. La verdad es que yo tuve mala suerte, estoy segura de que habrá centros en los que habrá gente maravillosa, pero lo que yo me encontré fue una panda de psicópatas que estaban allí, seguramente mal pagados, y tratándonos como si fuéramos perros».
La autora de 'La vida sin ti' reivindica sin paliativos la salud mental. «Son personas que sienten, que aman, pero que la vida les ha superado o simplemente han nacido distintos. Ojalá cambie todo esto y que el día de mañana haya un control mayor sobre esta mierda de centros en los que, literalmente, se maltrata a las personas», definía una artista cuya musa fue Amy Whinehouse. «La música siempre ha estado presente en mi vida, mi padre me hacía escucharla desde antes de nacer. Es melómano, es batería. Y decidí que tal vez debería dedicarme al cante por Amy, porque después de estar siempre en guerra con el mundo, me di cuenta de que ella había pasado por guerras similares y que había encontrado en la música el refugio que yo encontraba en sitios que me dolían y me hacían mal. Para mí, Amy fue mi salvación. Me salvó la vida», aseguraba con franqueza cosechando los aplausos del personal
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