Leticia Sabater la lía en 'El Hormiguero' al hablar de su reconstrucción de himen

«Siempre les ha costado mucho más a las cadenas de televisión confiar en mí que al público». Con esta sentencia arrancaba la surrealista aparición de Leticia Sabater en 'El Hormiguero'. Pablo Motos empezó con cierta cautela, preguntando por cómo se reinventó la cantante, que pasó del público infantil al adulto. «Vi que se estaba acabando la moda de los programas infantiles y llegó el momento en que me di cuenta de que tenía que jugarme el dinero que había ganado y hacer lo que siempre me había apetecido hacer. Yo siempre he querido ser Rafaella Carrá. Me apetece entretener y hacer feliz a la gente», aseguraba.

Incontrolable, Sabater se aupó encima del presentador, y no dudó en subirse a bailar encima de la mesa. «¡No saltes que la mesa no aguanta!», avisaba Motos. Jorge Salvador explicaba. «En muchos programas de televisión, la gente se sube a la mesa, pero es que aquí hay dos hormigas dentro», informaba con cierta preocupación. «La mesa tiene el mínimo espacio para que quepan debajo las hormigas», sumaba el comunicador. Y Trancas Y Barrancas aparecían en escena. «¿Necesitáis que os haga el boca a boca?», provocaba Leticia. A Motos no se veía nada cómodo.

«Yo hago 500 abdominales a la semana», afirmaba la artista. Su anfitrión le preguntaba entonces por las operaciones de estética que lleva encima. «La gente piensa que tengo más operaciones de las que llevo, es porque soy de las pocas que lo cuento. Llevo un lifting de toda la cara, la de los abdominales y el resto… Yo no soy de relleno y todo esto, soy más de cortar por lo sano», manifestaba.

Motos aludió a su reconstrucción del himen. Y aquello se le fue de las manos. «Yo tenía un problema, a mí no me entraban cuando eran muy grandes. Yo no pedía ni que fuera guapo ni que tuviera dinero, rogaba que la tuviera pequeña. Ya he dejado a varios por tenerla muy grande», explicaba sin pelos en la lengua. «De todas las respuestas que me podías dar, la última que me esperaba era esta», comentaba el presentador sorprendido. Y ella seguía: «Tenía que ponerle solución a aquello porque, a lo mejor, un tío que me encantaba, me destrozaba. Literalmente».

El conductor de 'El Hormiguero' la frenaba. «No sigas con los detalles», suplicaba. Pero la invitaba no se amilanaba. «Me reconstruí el himen y ahora ya todos los artefactos viriles me caben muy bien. Ya no tengo problema», lanzaba. Motos torcía el gesto. «Tengo la sospecha de que se me ha ido el programa de las manos. Eres consciente de que esto se está emitiendo, ¿no?», cuestionaba. «Claro, y también soy consciente de que el sexo es una cosa normal», replicaba Sabater que se fijaba en la dirección del programa. «Yo estoy mirando a Jorge Salvador por si me echa del plató», declaraba. «Está paralizado», reconocía el presentador. 

La charla se tornó más seria cuando la entrevistada recordó su infancia. «Cuando nací, reconozco que no era muy agraciada. Bizca, con un parche en el ojo, las rodillas torcidas, el himen pequeño… Es que no me faltaba detalle. Mi abuelo me vio y dijo que esto no tenía solución. Yo era anormal pérdida, un auténtico callo malayo, pero me comportaba como si fuera Claudia Schiffer. El pivón de España. Y eso hacía más cómico el asunto. Me llamaban cara chiste. Me di cuenta de que tenía que ser simpática para que alguien me hiciera caso», rememoraba.

E iba más lejos. «Sufría mucho porque en el colegio me insultaban. Los niños eran muy crueles, pero poco a poco fui cambiando», aseguraba. Y despertó su vocación. «Nosotros éramos familia de los Martínez Bordiú, familia de Franco, así que imagínate cuando encima dije que quería ser artista», desvelaba aseverando que cuando el Rey anunció su compromiso con Letizia, «todos los medios pensaron que era yo», zanjaba. 

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