Miércoles, 30 de octubre 2024, 09:22
«Hablaré cuando tenga que hablar» fueron las primeras palabras de Leire Martínez tras conocerse que La Oreja de Van Gogh prescindía de sus servicios tras 17 años como vocalista y en medio de los rumores de la vuelta de Amaia Montero. Este miércoles, Martínez se ha sometido a una terapia psicológica televisada en el programa de 'Me quedo conmigo' de Mtmad, el canal online de Mediaset, y ha afrontado este asunto, aunque no se podrá ver el estracto completo de la entrevista hasta el próximo capítulo. En este primer episodio, la cantante habla sobre su «dura y difícil» infancia.
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Pero antes de entrar en los primeros años de su vida, la ya exvocalista del grupo donostiarra da pequeñas pistas de lo que ha sucedido en el grupo y ya deja claro que «si no he firmado el comunicado es porque no estoy de acuerdo». «Después de 17 años maravillosos repletos de música y emociones que jamás olvidaremos, queremos anunciar que la trayectorias profesionales de Leire y La Oreja de Van Gogh seguirán caminos separados», reza el texto colgado en la página web del grupo.
«Amaia no tiene nada que ver en lo que ha ocurrido de puertas para adentro. Que la dejen tranquila», advierte, y Martínez reconoce que en 17 años no todo ha sido de color de rosas en La Oreja de Van Gogh... pero ese asunto se emitirá en el próximo capítulo.
Lo que este miércoles cuenta la exvocalista de 'LODVG' es todo lo que sucedió en su infancia y cómo le afectó en su personalidad, especialmente con el divorcio de sus padres. «Tenía la sensación de que tenía que cuidar de mi padre», reconoce la cantante, mientras confirma que no tiene ninguna relación con su progenitor: «No sé quién es esa persona».
Martínez reconoce que se somete a esta terapia ante la psicóloga Andrea Vicente para reflexionar sobre sus «límites», y el primero que aborda es la «dualidad» que muestra en su vida profesional y personal. Hay una Leire sobre el escenario y otra con su familia. «Me protejo de cara a la galería», afirma la cantante.
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Martínez se independizó en plena adolescencia, aún siendo menor de edad porque la situación en casa con su padre era «insostenible». Tampoco con su madre la situación era mejor. Vivió con ella de los 5 a los 9 años y, después, hasta los 13, con su padre. A partir de ese momento me dijeron que tenía que elegir y me quedé con mi padre. «Mi madre se lo tomó mal porque ella perdía (la batalla) y se enfadó mucho. Yo decía 'pero si soy una niña». La psicóloga confirma a la cantante que su sentimiento de «cuidadora» viene de su infancia, de la «falta de esa figura» en sus padres.
El momento más duro llegó cuando la cantante se rompe al hablar de una familia con trillizos que conoció en servicios sociales. Leire fue a ayudarles a su casa en las tareas del hogar. «Los niños me dieron tanto amor sin que yo se lo pidiera... Eso fue el comienzo de mi curación», afirma entre lágrimas. «Ellos han sido claves en mi recuperación».
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