Julián Muñoz detalla su primer encuentro sexual con la Pantoja en un parque de atracciones: «Estaba como una tigresa...»

Julián Muñoz consumó anoche desde el más allá su venganza más ansiada. Casi 48 horas después de fallecer tras años de lucha contra el cáncer de pulmón que padecía, Telecinco emitió la última entrevista del exalcalde. Un documento que solo se podía ver la luz una vez se confirmase la muerte de su protagonista. Se esperaba que fuese una venganza contra todo aquel que le dio de lado, y así fue.

Además de dar los nombres del personal del Ayuntamiento de Marbella que se llevó más dinero de las arcas en el 'caso Malaya', el exregidor habló sin tapujos de la que fue su amante primero, y después pareja, Isabel Pantoja.

A la tonadillera le hizo un buen traje. La describió como una persona egoísta, mala madre y acomodada, con pocas ganas de trabajar. ¿Cuándo se acabó el amor que comenzó en 2003 cuando Muñoz aún estaba casado con Mayte Zaldibar? Según el expolítico, cuando se acabó el dinero: «Ella no quería trabajar y por ahí se fue el amor. Pero cuando llegó el momento que no se mantenía aquello hubo que ponerse a trabajar».

En ese periodo, Muñoz ya estaba enamorado de la Pantoja e hizo de todo para que la relación no se viniese abajo, pero los rumores de infidelidad pesaron demasiado. «Hablé con ellos -no especifica quién- para que le regalaran un apartamento (el de Guadalpín). No tengo ni idea del uso que se hizo de él. Tuve un escarceo y nunca volví», dijo el exalcalde en la entrevista grabada pocos días antes de morir.

Pero no todo fueron malos recuerdos con Isabel. Contó Muñoz que intentaron ser padres: «Isabel Pantoja se hizo una prueba para ser madre, por lo que hubo un intento. Las pruebas se hizo en la Teknon de Barcelona... pero con los rumores de infidelidad se enfrió». También desveló cómo fue su primer encuentro sexual en Tívoli, el parque de atracciones de Benalmádena (Málaga). «Echó a todo el mundo y ahí fue el achuchón, ella estaba con ganas como una tigresa», apuntó.

Muñoz aseguró que el amor con la Pantoja surgió por «la copla» porque al principio no le gustaba «ni físicamente ni cantando». Pero se enamoraron... «Yo quería contratar todos los años a Isabel Pantoja para que cantara. A la Pantoja la conquisté por teléfono».

Tras analizar su relación con Isabel Pantoja llegó el momento de atacarla por el trato a su hija Isa. «Isabel no se dedicaba mucho a ejercer. De vez en cuando, pero no se dedicaba», aseguró Muñoz, que aprovechó para destacar el papel de Dulce, la niñera. «Era una persona con la niña excelente. La mejor persona que le ha podido tocar a la niña», dijo. «La niña se quejó muchas veces de que nunca se sintió querida», apuntaba de Isa P, de la que dijo que la «educación la recibió en el colegio».

También habló de otros miembros del clan Pantoja como doña Ana o Agustín. De la madre no dijo nada malo, porque era «una mujer que no molestaba» pero del hermano... «Un bicho que vivía del cuento», resumía Muñoz.

La separación con Isabel Pantoja «me costó 90 millones de pesetas», afirmó Julián en su entrevista póstuma. «Mi patrimonio, mucho o poco, se lo quedó enterito. ¡Me dejó tirado en la puta miseria!», denunció. «La Pera se coge vacía, monté un estudio de grabación que no era ninguna tontería, me costó 60 millones. Cuando empezamos con el tema del cante, yo monté una oficina en Puerto Banús, la oficina de Isabel Pantoja, 30.000 euros al mes. Yo tenía una ganadería de caballos... los fundió. Tenía mi Mercedes, se lo fundió. Se llevó hasta el Range Rover», relató.

«Le pagué 40 millones en billetes para que no se fuera América, porque me había encoñado», confesaba el invitado que señalaba a Teresa Pollo como «administradora de los billetes». «Se quedó con todo mi dinero, se lo había fundido todo. Incluso, La Pera. Yo no me llevé ni una peseta y ni un mueble, ni el estudio de grabación, ni ropa. ¿Qué hizo con el dinero?», se preguntaba Muñoz, que terminó haciéndole el traje a Isabel Pantoja al acusarla de ser la mano negra que se cargó el programa en Canal Sur de Agustín Bravo. «¡Qué sería lo que contaría que se lo cepilló!», concluyó Julián Muñoz.

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