«Soy mujer e hija de emigrantes. Sí, soy de izquierdas». Así se definía Julia Otero en la segunda parte de la entrevista que concedió a Jordí Évole en 'Lo de Évole'. Y argumentaba: «No llevo bien que tenga que pagar impuestos, no ... lo haces con una enorme alegría, pero a mí me gusta pensar que estoy en una sociedad en la que otras personas que no han tenido la suerte que tenemos nosotros de ganarnos bien la vida, tienen derecho a tener una escuela decente para sus hijos y una sanidad pública con recursos para todo el mundo. No me parece tan difícil de comprender esto».
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En cuanto al gobierno de Pedro Sánchez, la invitada afeaba algo. «Me han molestado algunas cosas. Lo del Sáhara no acabo de entenderlo. Los líderes deberían tener el arrojo de salir a contar la verdad. Cuando no sabes es cuando realmente te rebelas», censuraba afirmando que, aunque los líderes compartan tu ideología, «cometen errores, evidentemente. Y cuando lo hacen hay que subrayarlo también», precisó.
El presentador se interesó por el momento en que Otero fue despedida de Onda Cero en 1999. «Yo creo que no fue el Gobierno de Aznar. Me lo demostraron. Álvarez Cascos, que era vicepresidente, me llamo al día siguiente. Me citó en Moncloa para decirme que estaba totalmente en contra de esa decisión», descubrió la locutora que no se corta a la hora de dirigirse a su audiencia. «Hay que tratar a los oyentes como personas inteligentes. Ellos saben lo que escuchan y luego llegan a sus propias conclusiones. Los que se quejan es que quieren programas monolíticos, quieren todo el rato a gente que de la razón a sus propios pensamientos. Y para espabilar hay que escuchar mucho lo que dicen los que opinan distinto», opinaba.
La comunicadora ha vuelto a ponerse ante el micrófono tras superar un año difícil. «El cáncer siempre es una cosa que les pasa a otros. Yo creía que llevaba una buena alimentación, no tenía ningún antecedente familiar, todo bien. Y de pronto te encuentras con un diagnóstico. Es muy difícil de explicar, solamente los que lo han pasado lo entienden. Hay un derrumbamiento de la vida, del futuro… Empiezas a imaginarte la vida sin ti», contaba. Optimista y modesta, Julia no se siente ejemplo de nada. «Yo no soy nadie, solo soy una enferma que, de momento, y mientras no se demuestre lo contrario, ha superado la enfermedad», aseguraba. Ahora le tocan cinco años de vigilancia, con revisiones periódicas. «No estoy angustiada, de vez en cuando me acuerdo y me pregunto si habrá alguna célula viajera», comentaba.
Évole quiso saber si estos meses han cambiado a la periodista. «Aún no lo sé. Estoy cambiando todavía. Me ha hecho relativizar algunas cosas y sobre todo me ha dado la conciencia de la provisionalidad, de que casi todo es para un rato. Y eso te impide hacer cosas más insensatas. Cuando te crees inmortal vas tirando millas», declaraba. Y concretaba algunos cambios. «Las audiencias de los programas ya no me importan tanto. Vivimos pendientes de tantas tonterías… Y esto te lo digo y te estoy engañando un poco porque también estoy esperando el EGM y como pierda oyentes me voy a cabrear, pero espero cabrearme de otra manera», apuntaba.
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