Isra protagoniza el momento más emotivo de 'El Conquis' al hablar con su sobrino de 5 años, diagnosticado de cáncer

Ha sido, sin lugar a dudar, el momento más bonito que se ha vivido, por ahora, en este 'Conquis'. E incluso podría decirse que ha sido uno de los más emotivos de todas las ediciones. Todo empezó con la expulsión de Israel. El tatuador madrileño ponía punto y final a su aventura en el Caribe después de que su equipo, el azul, perdiera la última prueba. Nada pudo hacer para evitar que los Corocote se hundieran más en el lodo y nada pudo hacer -literalmente- por intentar salvar su permanencia. Isra fue, en uno de esos giros que llevamos en esta edición, expulsado directamente, sin nominación ni duelo, después de que los suyos quedaran terceros.

Tras despedirse elegantemente de sus compañeros, llegó uno de los momentos más esperados por aquellos que dejan la competición: la llamada a los familiares. Israel quiso hablar con sus sobrinos. «Es lo que más me apetece», afirmó. Así que cogió el móvil del programa y marcó el número de su hermana. «Espero no despertar a los niños», dijo ya nervioso debido al cambio de hora. Y su hermana descolgó...

«He sido eliminado. Lo he pasado muy bien y lo he dado todo», le dijo. Acto seguido una voz de niño pequeño se escuchó al otro lado: «¡He tocado la campana!», expresó. «Lo sé. ¿Sabes que el día en el que la tocaste cogí una bandera para ti? Ya lo verás», contestó emocionado Isra. «¿Estás contento por haber tocado la campana? Pronto tendrás que volver al cole», prosiguió. «Todavía le queda un poco», dijo la madre.

El ya excorocote quiso explicar ante las cámaras lo que acababa de ocurrir. Uno de sus sobrinos fue diagnosticado de cáncer cuando tenía solo tres añitos. «Ha estado dos años en tratamiento y justo cuando venía al programa le dieron fecha para tocar la campana, que es cuando termina», compartió sonriente.

El día que el pequeño hizo sonar la campana fue justo, casualidades de la vida, el mismo en el que los azules se llevaron la prueba de inmunidad. Se trató del castillo naipes y fue el propio Israel quien ondeó la ikurriña desde lo alto de la torre que les coronaba como vencedores. Esa ikurriña que, sin que nadie lo supiera entonces, dedicó al que había ganado la mayor de las batallas, su sobrino.