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El uso de vídeos y fotografías de contenido sexual para destruir a una mujer no es una cosa que suene a ficción, desgraciadamente. Cuando quien filtra este contenido es una expareja se llama 'porno de venganza'; las imágenes, obtenidas con o sin consentimiento, se van enviando (esta vez sin consentimiento ninguno y, por cierto, cometiendo un delito) a amigos, conocidos y desconocidos para arruinar la vida de la mujer, que suele pensar que se lo merece, que es culpa suya, que nunca debió haber hecho esto o aquello, que hizo mal uso de su libertad... y todo eso hace que una gran parte de las afectadas no denuncie. Alguna llega a suicidarse, incapaz de soportar una violencia de género digital de la que hay personas que se ríen, porque la vida sexual de una mujer, en fin, es para hacer bromitas y darse codazos entre amigos.
Ane, una de las dos protagonistas de 'Intimidad', la serie que estrena este viernes en Netflix, ante la presión y el acoso en la fábrica en la que trabaja después de una filtración como esta, se quita la vida. No es reventar el argumento: prácticamente así empieza la serie. Bueno, con esa muerte y con la historia de Malen, la vicealcaldesa del Ayuntamiento de Bilbao -futurible alcaldesa- que también ve cómo un vídeo sexual puede destruir su carrera y su vida. 'Intimidad' se rodó el año pasado durante la friolera de 20 semanas en más de 70 localizaciones de Bizkaia, en su mayoría en Bilbao.
Todo son escenarios reales, sin usar un plató. El equipo técnico estaba formado por 140 personas y los actores, entre los cuales hay presencia mayoritaria de vascos, rondan el centenar. En los ocho capítulos de poco menos de una hora se escucha con naturalidad el euskera. Solo en el primer episodio aparecen localizaciones como el Ayuntamiento de Bilbao, el Museo Guggenheim, la Universidad de Deusto, Abandoibarra, la ingeniería Idom, la Biblioteca de Bidebarrieta, la Alhóndiga, la playa de Sopela...
Son dos mujeres muy distintas: una (Ane, interpretada por Verónica Echegui) es una obrera con una red familiar pequeña, su hermana y su pareja. La otra (Malen, Itziar Ituño), una abogada que es una figura pública, casada y con una hija adolescente, con un padre experto en leyes, con recursos económicos y contactos. En el caso de Malen, no se trata de porno de venganza. Son los intereses políticos y empresariales los que parece que están detrás de la publicación del vídeo.
Laura Sarmiento, coguionista y directora de esta serie de ocho capítulos rodada íntegramente en Bilbao, se pregunta si un vídeo de este tipo tendría el mismo peso en la vida de un hombre, conocido o anónimo. La pregunta es más bien retórica. Porque no lo parece. El sexo sigue siendo un arma que se utiliza contra las mujeres. Lo vemos en las noticias. Hace tres años una mujer de 32 años se suicidaba en Madrid tras vivir lo que vive Ane en la ficción, aunque la idea de la serie es anterior a este suceso. Ya estaba en las cabezas de Sarmiento y Verónica Fernández porque «el problema es la sexualización de ellas, también para destruirlas. Se ataca a la mujer de esa manera». Ellas sienten culpa, vergüenza, miedo por el daño que harán las imágenes a sus allegados... «Y además la palabra víctima, como se dice en la serie, tiene una connotación de debilidad que no quieren asumir. Y no: en esto hay víctimas y hay verdugos. Todos tenemos derecho a nuestra intimidad y a decidir qué mostramos de ella y qué no. Vulnerar eso es violencia, una violencia grave».
Capítulo a capítulo, 'Intimidad' va poniendo sobre la mesa esa violencia, los roles de género -Malen le dice a su marido que él sabe «cantar y cuidar» y a él, por el qué dirán, le cuesta aceptar que ese es el papel que quiere en su relación-, la lucha de poder dentro de un partido y entre políticos y grandes empresarios, lo frágiles que son algunos lazos familiares, el peso de las redes sociales, las diferentes maneras de afrontar el dolor, también la homofobia. Y las «consecuencias enormes que tiene un clic en redes para el día a día de las víctimas y quienes las rodean», dice la actriz Ana Wagener, la investigadora de los casos de Ane y Malen. «Es una onda expansiva que es tremenda y hay que insistir mucho en esto para concienciarnos de la importancia que tiene. La libertad de expresión en ningún caso es para perder el respeto y para traspasar los límites de lo privado».
Sarmiento no espera iniciar una «revolución» con la serie, pero sí remover alguna conciencia. Y al menos, poner sobre la mesa temas que apenas se tratan públicamente. «Que la gente entre a verla incluso con cierto prejuicio, y que pueda empatizar. Eso es lo que permite la ficción», sostiene. «Ver ficción te nutre, te aporta otras miradas, vemos tantas series porque necesitamos aprender». 'Intimidad', durante el rodaje, tuvo este efecto con las actrices -el reparto es mayoritariamente femenino-: iniciar diálogos, reflexionar. «La serie ha provocado mucho debate entre nosotras», asegura Yune Nogueiras, que da vida a la hija adolescente de Malen. «Es muy interesante ver ese detalle que te acerca a la realidad de las cosas y ser consciente de esa perversión del sistema de género. Nos queda mogollón por descubrir de cada uno de nosotros», dice Patricia López Arnáiz, hermana de Ane y en busca de justicia para ella. En el reparto participa también Emma Suárez.
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