¿Por qué ya no nos interesan las historias de Belén Esteban?

«Belén es un personaje televisivo portentoso, una de las mejores contadoras de historias. Se le escuchaba hablando en maquillaje de cómo ayudaba a su hija con las lecciones de Historia y luego le ponían en plató un examen y aquello era tremendo, un disparate. Eso ha funcionado fenomenal. Aunque, obviamente, hubo un momento de pico que ya no existe», reflexiona Rosa Belmonte, crítica de televisión. Los datos de audiencia ponen cifras a esta caída: «El programa anotó su máximo anual en 2015, pero en 2021 comenzó una tendencia decreciente», explican desde Barlovento Comunicación, empresa que proporciona datos de espectadores en España.

«Hoy en día tiene una audiencia media de 1.150.000 espectadores», poco más de la mitad de lo que tenía en sus mejores años. Porcentualmente, también se ha notado la merma: de casi el 18% al 12,6% actual, aunque «es líder en su franja de emisión».

Tres especialistas en televisión repasan las luces y sombras de un programa siempre en cuestión pero que ha 'sujetado' durante más de una década los números y la audiencia de Telecinco -«los programas de 'Sálvame' han aportado el 33% de la audiencia diaria de la cadena en los últimos 14 años», señalan desde Barlovento Comunicación-.

Sería demasiado decir que Belén Esteban ha sostenido el programa porque no lo ha hecho sola, pero no cabe duda de que ha sido la imagen de marca, 'la princesa del pueblo' le llamaron nada menos. Una princesa enfadada, eso sí. «La Belén Esteban enfadada es la mejor. Mira cuando dijo aquello de: 'Ni que yo fuera Bin Laden'», rememora Rosa Belmonte.

Sin ocultar su «desinterés» por este tipo de formatos, Tacho de la Calle, histórico de nuestra televisión, reconoce el tirón de la ex de Jesulín de Ubrique, que de ahí le viene la fama inicial. «Su éxito fue comprensible en un momento en el que funcionaban las Cenicientas. Ana Rosa Quintana la vio y la llamó. Fue lista, se dio cuenta de que Belén funcionaba porque era una persona del pueblo, por y para el pueblo, de que provocándole decía burradas... Y en la cadena supieron tirar de esa cuerda. Le bautizaron como la Juana de Arco de la clase baja, David contra Goliat, pobres contra ricos... Y si encima le ponían de mal humor resultaba mejor. Porque de repente decía: 'Pues me voy'. Y se iba. Eso es muy espectacular en la tele porque rompe con las reglas e ir a contracorriente siempre funciona».

Por eso, cree Amparo Lasen, socióloga y profesora de la Universidad Complutense de Madrid, que «el formato no está agotado». «Sacarán algo parecido, aunque sea con otros colores», vaticina Tacho de la Calle.

- ¿Ya no interesa Belén?

Tacho de la Calle: Hemos asistido a la vida de Belén Esteban como un 'Gran Hermano', pero creo que está quemada porque ya no tiene argumentos.

Rosa Belmonte: Como personaje televisivo ha bajado y la gente puede cansarse de ver lo mismo, pero cuando está en su salsa siguen siendo tan buena como antes. Y el bajón de audiencia tampoco ha sido descomunal.

Amparo Lasen: Belén sigue siendo un personaje popular y lo será siempre, sigue levantando pasiones, aunque sean negativas. El interés por su persona no ha desaparecido, si acaso ha disminuido la intensidad porque es muy difícil mantener tan alta la popularidad durante tanto tiempo. ¿Qué serie de televisión aguanta veinte años en antena?

La etiqueta de telebasura la ha tenido siempre colgando, desde el día que se estrenó, el 19 de marzo de 2009. La definición es clara, según la RAE: «Conjunto de programas televisivos de contenidos zafios y vulgares». Y pocos se han atrevido, al margen de los protagonistas, claro, a decir lo contrario. «El otro día, cuando ya se sabía que iban a cancelar el programa, pusieron a un experto a enseñarle a Lidia Lozano a hacer un currículum y eso fue una genialidad. Eso no es telebasura, sino ingenio», defiende Rosa Belmonte. Y en la misma línea se pronuncia Amparo Lasen: «'Sálvame' es un programa creativo con mucha inteligencia mediática detrás».

Difiere Tacho de la Calle. No pronuncia la palabra telebasura, él habla de 'televisión de tresillo'. «Pones a Belén Esteban en un tresillo y enfrente a dos o tres personas frescas y chulas que sepan pincharle y provocarle y ya está. Estas fricciones siempre funcionan. Pero funcionan porque le hemos inculcado a los espectadores ese modelo. No les hemos acostumbrado a ver en un plató a cuatro personas educadísimas que hablan sin pisarse. ¿Qué pasa entonces cuando haces esto último? Que nadie les hace caso».

Rosa Villacastín, experta en lides rosas, ya pronosticó que la tremenda atención mediática al 'caso Rociíto' iba a salirle mal al programa. Y está de acuerdo Rosa Belmonte: «Hay un problema con 'Sálvame' y es cuando se ponen muy serios con el tema de Rocíito. No me des sermones, yo veo 'Sálvame' para ver a Lidia Lozano bailando el 'chuminero', no para que me hablen de violencia de género; para eso están otros espacios».

Otra circunstancia que igual ha remado a la contra ha sido, según Amparo Lasen, «que se han preocupado mucho por los personajes de otros 'realities' de la cadena y tal vez eso no interesa tanto a la audiencia», más acostumbrada a seguir los vaivenes de los colaboradores, «que quizá, por otro, lado, acusan cierto cansancio».

Fueron en su tiempo dos millones de espectadores diarios y más y ahora son la mitad, pero sigue siendo mucha gente. «'¿Y qué van a ver mis padres por la tarde?', dicen algunos. Hay que reconocer que 'Sálvame' entretiene positivamente en el sentido de que es un programa que hace reír, que no traslada miedos ni agobios a la audiencia. Los mayores se divierten con 'Sálvame', entablan conversación a raíz del programa con otros ¡y hasta con sus hijos! Porque, ojo, no solo la gente mayor ve 'Sálvame', también lo ven los jóvenes, a ver si no quién hace los memes sobre el programa...», advierte la socióloga Amparo Lasen.

Sobre esa asociación del programa con el público más mayor, Lasen llama la atención sobre otra cuestión: «'Sálvame' es el único programa donde ves a mujeres mayores hablando de sus cosas, de su vida, de su sexualidad... Y con naturalidad, con pocas ínfulas teóricas. Ha dado presencia a este colectivo».