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La protagonista de 'El príncipe' está muy agradecida a la serie que le brindó la fama, pero aprovechó la visita a 'El Hormiguero' para contar la otra cara de la moneda. Hiba Abouk desveló que, desde que acabó su trabajo en la ficción catódica, solo ... le ofrecían papeles de árabe. A pesar de sus orígenes tunecinos y libaneses, la actriz tiene claro que es española y no quiere que la encasillen. «No es que no los acepte, pero no soy solo eso», explicaba para zanjar el tema bromeando: «Me siento muy andaluza yo».
Rechazó varias ofertas y aprovechó para tener un hijo -«me explota el pecho de amor», aseguraba- que vino con un pan debajo del brazo porque ya ha participado en varios trabajos internacionales y se ha incorporado al rodaje de la serie 'Madres'. «Entre pandemias, lactancia y coronavirus no he probado un chupito en dos años», sostenía con sorna la artista que admitía haber reducido bastante su vida social: «Salvo esta noche, he dormido y bañado a mi hijo todos los días desde que nació».
Hiba habla cinco idiomas y prefiere ver las series y películas siempre en su versión original, pero una de sus aficiones más extrañas son las farmacias. «Me fascinan. Entro en una y me vuelvo loca. Es que entro solo a ver si se me ocurre qué comprar. De pequeña me mandaban a mí al botiquín de casa cuando alguien se ponía malo porque me había leído todos los prospectos de todas las medicinas», descubría. Lo curioso es que Pablo Motos afirmó que coincidía con la invitada y que él también adora las farmacias.
Casada con el futbolista Achraf Hakimi, Abouk desvelaba que ve todos los partidos en los que juega su esposo, «porque me emociona mucho verle jugar», manifestaba. Pero no debe de de gustarle mucho el deporte rey porque a continuación puntualizaba: «Pero si él no juega no los veo». Lo que sí comparte con su pareja es la pasión por el boxeo. «Nos encanta practicarlo juntos. Él es más rápido, pero «la técnica la llevo yo», precisaba.
Tras rodar en Francia y en Milán, la intérprete reconoce que después de ser madre han surgido temores que antes no tenía. «Cada vez que cojo un avión tengo miedo y eso no me había pasado en la vida. He cambiado, he renacido. Yo le he dado la vida a mi hijo, pero él me la ha dado a mí», explicaba. Y a pesar de los nuevos canguelos que ha provocado la maternidad, «soy mucho más feliz, me ha hecho ser mejor persona porque quiero que mi hijo esté orgulloso de mí», zanjaba.
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