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Gervasio Deferr | Gervasio Deferr, el infierno de alcohol y cocaína del mejor gimnasta español de la historia

Gervasio Deferr, el infierno de alcohol y cocaína del mejor gimnasta español de la historia

Estremecedor relato del deportista que ganó dos oros y una plata para España en los JJOO de Sidney, Atenas y Pekín: «Sabía que me podía matar y me daba igual»

a.m.

Lunes, 28 de febrero 2022, 08:00

Gervasio Deferr está considerado el mejor gimnasta de la historia del deporte español. Fue medalla de oro en salto de potro en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000 y Atlanta 2004, y plata en suelo en Pekín 2008. Lo que se consideró una carrera exitosa, Deferr lo recuerda como un infierno. Ayer, el exgimnasta charló con Jordi Évole sobre los «fracasos» ocultos de su vida.

Mientras 'Gervi' emocionaba a España con sus exhibiciones, en la intimidad, el atleta libraba otra batalla que le trajo problemas durante su etapa más gloriosa. «Pasé cuatro años inundado en alcohol y en drogas porque no encontraba la razón de nada, y la única manera de parar a mi cabeza era bebiendo».

Todo comenzó en el 2000. Deferr se creía el mejor y lo demostró en la disciplina de salto al potro con un histórico oro. «En el momento previo a saltar, mi última frase era 'os van a doler las manos de aplaudirme, vais a flipar. No habéis visto saltar a nadie así'. Yo era un flipado, me creía muy bueno saltando». Después de aquel éxito llegó su paso por el infierno: «Se me va un poco la olla, me creo Dios, me convierto un poco en gilipollas. Pero un año después de ganar la primera medalla de oro de la gimnasia española entro en quirófano. Estoy sin entrenar y ahí empiezo a fumar porros con amigos, no sabía que los porros eran considerado doping».

El exgimnasta español cuenta que se sintió traicionado por aquello. «Alguien de la Federación filtró el positivo y mi padre me dejó de hablar y me sentí muy avergonzado». Aunque no elude responsabilidades: «Mi imagen quedó manchadísima. Jamás he conseguido un patrocinio. Las dos Olimpiadas de después no sirvieron para nada. Entiendo que me lo merezco por gilipollas pero fue una putada para mí».

Quedaban cinco meses para Atenas y Deferr, a la desesperada, pidió al Comité Olímpico que le dejasen tiempo. «No me hagáis mear ahora, os he pedido ayuda». Después, Deferr revalidó su oro en salto de potro. Pero era tal la exigencia, que el deportista sintió que había fracasado: «Me fui de Atenas con una medalla de oro y sintiendo que había fracasado porque en suelo no la había logrado. Quería demostrar que era el mejor del mundo. Llevaba diciendo que iba a ganar unos Juegos Olímpicos desde los 12 años, era mi único objetivo en la vida. Solo quería parar mi mente, porque me hundía mi propio pensamiento».

En sus últimos JJOO, Deferr logró lo que no pudo conseguir en Sidney o Atenas. Se colgó la plata, con sabor a oro, en la disciplina de suelo y puso fin a una carrera muy exitosa que pasó a la historia del deporte español. La mente de Deferr seguía jugando malas pasadas y le costó su carrera: «¿Si no puedo ganar para qué entreno? Me retiré, pensé que si no había podido ganar ya no podría. Entonces me quedo sin objetivo y sin dirección, no sé qué hacer con mi vida. Tampoco podía jubilarme como Messi y vuelvo a fumar, salgo, bebo, pierdo el tiempo... Lo que casi me destroza la vida es el alcohol».

«Politoxicómano» tras el adiós

El día a día tras su retirada era una auténtica superviviencia: «Me quedo tres años en Madrid y cada día desde las tres de la tarde estaba en bares. De golpe me di cuenta de que llevaba 6 años bebiendo todos los dias. (...) Me harté de mí, de la vida, no me aguntaba a mí mismo. Era autodestructivo totalmente, sabía que me podía matar y me iba de cabeza. Varios momentos he pensado que mañana no me levanto y me daba igual. Alguna mañana despertarme en la calle, con sangre y no saber qué ha pasado». Llegó a participar en el programa de Telecinco 'Splash', donde el ganador obtenía un premio de 50.000 euros. «Ahí estaba bastante intoxicado. Me pillaba cuatro latas y me iba a dormir. No lo disfruté nada. Lo aceptaba por dinero». Tras cerrar aquella etapa, Deferr acabó en un centro de desintoxicación donde se curó. «Me dicen que soy politoxicómano y estoy 10 meses».

Ahora es una persona nueva. Es entrenador en el centro deportivo La Mina y además de entrenar a las futuras estrellas del deporte español les enseña a lidiar con su mente. «Este barrio me recuerda un poco a mí cuando pequeño. Llegué de padres inmigrantes argentinos, no teniamos nada, pero nos juntábamos muchos y nos sentíamos bien, como aquí. He encontrado mi sitio, por lo que hacemos, por la esencia. Solo quiero hacer eso y disfrutar de mi familia». La vida del deportista olímpico es dura: «No nos preparan para nada así, lo asumes tú solo, viene todo el mundo a tu alrededor, te arrolla, todos quieren ser tus amigos, pero es efímero... Era injusto hasta lo que me pagaban. Tengo 3 medallas olímpicas y me quedan 15 años de hipoteca. Luego hay gente que hace otras cosas y les pagan un dinero demencial». Y antes de terminar, el mejor gimnasta español lanza una petición a los que un día le idolatraron: «He vuelto a ser 'Gervi', hacía mucho que no lo era, era Gervasio Deferr. No quiero que la gente se quede con el triple medallista olímpico, se acabó Gervasio Deferr».

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