El surrealista requisito que impone una bilbaína a su cita en 'First Dates' y que sonroja a Carlos Sobera

Estefanía tiene 31 años y es de Bilbao. Combina sus trabajos de camarera con sus bolos como cantante y anoche fue protagonista en 'First Dates', el programa de citas a ciegas de Cuatro que triunfa en la televisión de la mano de Carlos Sobera. Cuando entró por la puerta del famoso restaurante madrileño, el presentador vizcaíno le realizó la clásica pregunta de qué pide en un hombre para enamorarse. Y la respuesta que dio asombró a todos. «Se tiene que depilar los huevos sí o sí», soltó.

Los rostros de Sobera y el resto de colaboradores de 'First Dates' combinaban sonrisas sonrojantes con caras de 'tierra trágame'. Pero lo mejor de la cita estaba aún por llegar.

No tardó en aparecer por el escenario Rubén, un chico de 33 años al que la propia Estefanía calificó de «pibón». Y tras oportunas presentaciones, ambos se sentaron en la mesa dispuestos a conocerse durante la cena. Eso sí, ella no se anduvo con rodeos. «¿A ti qué tipo de cosas te gusta comer?», le preguntó. Él, natural de Logroño y cocinero de profesión, cogió el guante y respondió sin complejos: «¿Es una indirecta?». La tensión sexual entre ambos solteros de 'First Dates' era más que evidente.

La cena continuó su curso y ambos mostraron una gran conexión. De hecho, él no dudó en hablar de sus anteriores relaciones íntimas, desvelando que muchos de los problemas que había tenido se debían a los celos de sus exparejas cuando salía con sus amigas. Ahí Estefanía tampoco se calló y fue al grano: «¿Tú tienes muchas amiguitas?».

La cita de 'First Dates' fue a las mil maravillas. Eso sí, la guinda la puso la propia Estefanía. ¿Cómo? En mitad de la cita la soltera bilbaína sorprendió a su pretendiente con un espectáculo de canto que causó sensación. Así se lo hizo saber Rubén, quien reconoció que la sorpresa de la vizcaína le había parecido muy sexy.

La decisión final de 'First Dates' era obvia y no sorprendió a nadie: Estefanía quería una segunda cita, y Rubén también. «Se me ha pasado la cita volando», reconoció el soltero riojano antes de comenzar a planificar una segunda oportunidad. La cita, un fin de semana en Logroño, auguraba un éxito garantizado. Ambos la sellaron con un esperanzador beso.

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