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El viernes comienza una nueva edición de 'La Voz Kids' y su presentadora, Eva González, acudió a 'El Hormiguero' para contar algunos detalles sobre el 'talent' infantil. «Paso mucho tiempo con los niños y es fácil encariñarse con ellos. Están jugando a ... ser estrellas de la música», comentaba simpática. La experiencia le ha llevado a digerir mejor los momentos en que algunos pequeños son rechazados por los jueces. «Al principio lo llevaba fatal, me parecía que nos estábamos cargando su infancia si no los cogían. Luego aprendí que no porque, nada más salir de plató, el niño se ha olvidado de todo y es el más feliz del mundo. Ya está a otra cosa», explicaba.
Lo que está claro es que hay peques que pueden presumir de tener un talento extraordinario. «Hay niños que tienen muy claro que van a ser artistas, y hay talentos que me dejan con la boca abierta. Y eso que vienen vírgenes al programa, no han dado clases ni nada. Luego ves cómo van progresando», contaba la comunicadora cuya vocación viene de lejos. «De pequeña me gustaba disfrazarme. A mí, a mis hermanos y a mis primos. Y luego hacían actuaciones y yo les presentaba», recordaba.
Trancas y Barrancas hacen cantar a @evagonzalezf y a Pablo Motos en el karaoke infernal #EvaEH pic.twitter.com/8Nf3FHIp0f
El Hormiguero (@El_Hormiguero) May 5, 2021
De lo que no está muy convencida Eva González es de nuevo hobby de su marido, Cayetano Rivera. El torero está aprendiendo a pilotar aviones y Pablo Motos quiso saber si le acompañará en el primer viaje. «¡Ni loca! Una es Miss, pero no es tonta. Que coja su práctica, sus horas de vuelo… y ya veremos», bromeaba. La conductora de 'La Voz' derrocha simpatía y no teme desvelar que los despistes suelen acompañarla. «Hace poco tenía que ir a Sevilla a hacer un programa y, como había que grabar muy temprano, me cogí el tren desde Madrid el día anterior. Iba con una amiga. Yo me quedé entre dos vagones hablando por teléfono y veo que viene y me dice que ese tren iba a Barcelona en vez de a Sevilla», descubría. La noche la hizo en Cataluña y, al día siguiente, a madrugar aún más para ir a Andalucía.
Eva no tuvo inconveniente en narrar una anécdota juvenil que en su día la puso muy colorada. «Tenía quince años y mi madre me mandó a casa de mi abuela con una bolsa de naranjas. Me até los zapatos corriendo para no perder tiempo y salí a la calle. Y de pronto veo a mis amigos que venían de frente con las motos. Entre ellos estaba Domingo, el chico que me gustaba. Así que decidí hacerme la chulita, me tropecé con los cordones y me caí de bruces. Y las naranjas rodando por el suelo. Y todos se pararon gritando: ¡árbitro, penalti!», rememoraba entre risas. Las lágrimas, de emoción, vinieron después cuando Motos le presentó la historia de Xavier y Carmen, una pareja de ancianos que ha compartido matrimonio durante 66 años y ni el alzhéimer ni el coronavirus han podido separarlos. Ella vive en una residencia y él acude cada día a su ventana para verla. «La sociedad está irritada y tienen que pasar cosas bonitas», reivindicaba la presentadora muy emocionada.
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