«Jesús Gil era un cobarde y un traidor, pero muy listo», dice Julián Muñoz

La nueva entrega del documental en el que Julián Muñoz desgrana su vida se alejó de Isabel Pantoja, centrando su objetivo en Jesús Gil y Gil. A la tonadillera sí le dedicó alguna pulla, esta vez cuestionando su papel como madre. «A la niña (Isa Pantoja) la quiero mucho, es un alma inocente», afirmó y apuntó hacía Kiko Rivera: «Lo ha dejado en la puta calle». A partir de ahí, la película se centró en la trama de corrupción que lo llevó a prisión. «El detonante de todo fue el famoso enfrentamiento que tuve con Gil en la televisión», explicaba refiriéndose al surrealista cara a cara que ambos mantuvieron en 'Salsa rosa', tratando de deliberar quién era el más corrupto. «No lo tenía premeditado. Me dijeron que Gil iba a entrar a hablar de mí y dije que yo también me apuntaba. Y pensé: hoy los voy a tener mejor puestos que tú de aquí a Lima», recordaba.

«Un magistrado me dijo que parara aquella conversación, pero no lo hice y eso desencadenó un tsunami nacional. Dos tontos poniéndose a parir. Quizá el más tonto fui yo. Y del poder al infierno», reflexionaba. De ahí retrocedió unos cuantos años para rememorar su llegada a Marbella y sus primeros pasos en la ciudad como camarero. «Trabajaba más que un sereno», afirmaba. Luego montó un restaurante con su mujer en Puerto Banús y allí conoció al presidente del Atlético de Madrid. «Gil era un cobarde y un traidor, pero muy listo», acusaba. El político lo fichó y lo convirtió en concejal de Festejos. «A mí, para desgracia de ellos, me tenían por tonto. Y digo para desgracia porque yo me enteraba de todo», contaba.

Su paso como edil le llevó a conocer a muchos personajes ilustres. «Julio Iglesias me envió una carta a la cárcel, era la invitación al bautizo de sus hijos», descubría Muñoz. Y evocaba entonces el día que conoció al cantante, le dijo lo mucho que le gustaban unos zapatos que llevaba puestos y él le envió poco tiempo después un montón de pares de diferentes colores. «Algunos famosos estaban en nómina», desvelaba asegurando que a Encarna Sánchez le regalaron «una casa, un local y un bar». No eran los únicos 'presentes' que se recibían en aquel Ayuntamiento. «Los concejales cobrábamos todos los meses 300.000 pesetas en un sobre, además del sueldo oficial», decía.

Otra aparición delirante en televisión fue la de su exmujer, Mayte Zaldívar, aseverando que a su casa llegaba dinero en bolsas de basura. «Eso me tiene loco. ¿Dónde están esas bolsas? En mi casa no encontraron nada. En mi vida he llevado a casa dinero en bolsas de basura», prometía. La trama corrupta estalló y los jueces comenzaron a investigar. «Jesús Gil mandó entonces que se reconstruyera la contabilidad», denunciaba. Al dueño de Imperioso lo inhabilitaron y Julián ocupó su puesto en el Consistorio. «Él pretendía que la dinámica siguiera siendo la misma, pero yo me rebelé», evocaba. Y fundó su propio partido. «Me creí Dios y firmé mi sentencia de muerte cuando le dije a (Juan Antonio) Roca que se tenía que ir», informaba. Una moción de censura acabó con su mandato. «El día que me echaron me quité mil kilos de peso de encima, no podía más», zanjaba. De momento, claro, que la serie parece que sigue.

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