miguel ángel alfonso
Domingo, 4 de marzo 2018
Ajustar la talla de un traje de chaqueta puede parecerle sencillo a un profano en la materia, algo básico para cualquier modista que se precie. Sin embargo, requiere de buen manejo de la aguja, precisión, técnica y, lo más importante, haber tomado bien las medidas ... previamente. Si a esto le sumamos un cronómetro, unos jueces exigentes y media docena de cámaras encima de los sastres durante todo el proceso, el resultado es ‘Maestros de la costura’, el ‘talent show’ de TVE. Esta noche, a partir de las 22.30 horas, el concurso de corte y confección que produce Shine Iberia (responsable también de ‘MasterChef’) llega a su cuarta emisión y lo hace con una prueba por equipos en el taller madrileño de Emidio Tucci, hasta el que se desplazó este periódico para ser testigo de la grabación.
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Pero antes hay que manejar los conceptos básicos. Aquí los participantes no son aspirantes, sino aprendices. No hay fogones, sino máquinas de coser. En vez de recetas se estudian patrones, no hay emplatado porque el resultado final se coloca sobre los maniquíes, y los cuchillos se han sustituido por alfileteros llenos de agujas. Pese a las diferencias evidentes, el espíritu de la competición sigue siendo el mismo que en ‘MasterChef’: ser el mejor trabajando bajo presión. Por eso Palomo Spain, Lorenzo Caprile y María Escoté, los miembros del jurado, se lo toman igual de serio que sus homólogos Jordi Cruz, Pepe Rodríguez y Samantha Vallejo Nágera.
«Estos concursantes están muy bien elegidos, son perfiles muy distintos y dan mucho juego. Verlos evolucionar ha sido muy estimulante, yo también estoy aprendiendo mucho», explica Caprile durante un parón de la grabación. A todos los espectadores que no conocían al modisto madrileño les ha sorprendido ver la exigencia con que juzga las creaciones de los aprendices; incluso algunos ya le comparan con Cruz por su rudeza. No van desencaminados: si algún aprendiz se pasa de listo con él, no duda en contestarle, aunque no estén filmando las cámaras.
Mientras hablábamos, los concursantes se han dividido en dos grupos a cada lado del taller. Dispondrán de 90 minutos para tomar medidas a los invitados Josema Yuste, El Monaguillo, Fernando Albizu y Xavier Deltell, cada uno con una talla totalmente distinta, para arreglarles un traje que les quede a medida. Tres operadores de cámara se sitúan delante de cada equipo y un ejército de asesores coge lápiz y papel. Su labor será la de llegar donde los jueces no pueden hacerlo y apuntar cada fallo que hayan cometido los aprendices para hacérselos saber a Caprile y compañía.
«Es la primera vez que les vamos a someter a una prueba en la que tienen que arreglar un traje ya creado. Ellos se han relajado porque creen que es fácil, pero la dificultad de esta prueba es que un traje tiene que quedar como un guante, perfecto, y no hay dos cuerpos iguales en este mundo. Encima, el tiempo les limita mucho», confiesa Palomo Spain, que además de jurado en el programa es uno de los diseñadores cuyo nombre más está sonando ahora en las pasarelas internacionales.
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El regidor grita «prevenidos» y Raquel Sánchez Silva, la presentadora, anuncia el comienzo de la prueba. Todo se vuelve carreras y nervios con el sonido de las máquinas de coser como banda sonora de fondo. A este programa no se le ven las costuras desde dentro; lo que sale en televisión es exactamente lo que ocurre en plató, algo de lo que no pueden presumir otros ‘talent shows’.
«Tenía dudas de lo que iba a ser observar el proceso de la costura y ahora me parece algo hipnótico. Esto es como un puzle, es precioso ver cómo se crean las prendas, más atractivo que ver una cebolla pochándose en aceite. Ojalá haya un ‘boom’ de la costura como el que ha vivido la cocina gracias a ‘MasterChef’», apunta Sánchez Silva, que ya se atreve en casa a confeccionar faldas. «Si veo que me gusta el resultado, me compro la máquina de coser», añade.
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Poco a poco todo va tomando forma delante de las cámaras. Lo que antes eran trozos de tela recortados ahora, al unirse, van convirtiéndose en americanas con estilo. «Estamos acostumbrados a ver solo el resultado final de la moda: los desfiles, los premios o la ropa en el escaparate. Pero este programa es importante para que el gran público se dé cuenta de lo que cuesta confeccionar una prenda, lo complicado que es y la cantidad de pasos que engloba el proceso. Hay un gran desconocimiento, sobre todo en las nuevas generaciones», tercia Caprile.
El cronómetro llega a cero y los aprendices levantan las manos. Ha llegado la hora de recibir el juicio que determinará qué equipo ha hecho mejor trabajo y, por tanto, continuará una semana más en ‘Maestros de la costura’. Mientras, los componentes del otro deberán enfrentarse a una nueva prueba que determinará quién abandona el concurso. No hay hueco para los perdedores en el mundo de la moda. Esto se trata de coser y ganar.
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