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A más de uno Gary Cooper le sonará a nombre de cóctel y 'Solo ante el peligro', a refrán viejuno. Pues el tiempo, cual rueda, repite, y la película de Fred Zinnemann alcanza cotas surrealistas y mucho más dramáticas en su versión 'Deluxe'. Y es ... que en el programa de Jorge Javier Vázquez hay un nuevo héroe que se enfrenta a solas contra el plantel de colaboradores. Un paladín temerario que lo mismo desafía un injerto de pelo que reta a Belén Esteban y compañía. Qué pena de contrapicado cerrado y mirada altiva del titán cuando suena su nombre como 'defensor del espectador'. Carlos Lozano recoge el testigo de María Teresa Campos, que ya abordó esa tarea y salió escaldada. Su misión: mostrar a los adjuntos a J.J. lo que opinan de ellos quienes les ven y comentar los vituperios metiendo el dedo en la llaga lo más hondo posible.
Más chulo que Pajares y Esteso en una de Bergman, el conductor de 'Granjero busca esposa' se presentó ante sus adversarios soltándoles verdades como puños a bocajarro. Y así, sin anestesia, la franqueza se vuelve ultraje para la cuadrilla acostumbrada a 'poner a caldo' al vecino sin resquemores. Hombre, una cosa es que lo diga yo y otra que me lo digan a mi. Huele a ropero viejo. Mancillar es fácil, escuchar vilipendios propios escuece. A algunos en exceso. O eso marca un guión que sabe que cuanto peor, mejor para todos y cuanto peor para todos mejor, mejor para mí. Aquí sin beneficio político.
¿Sabes cuando alguien que te cae fatal te sonríe abiertamente, en plan empacho, y eso te hace perder la cabeza? Pues esa es la principal arma de Lozano, cuyo gesto feliz irrita sobremanera a sus contrarios. «Yo no doy caña a nadie que no se lo merezca», es la máxima del primer presentador de 'OT'. Eso sí, a Vázquez le confesó que estaba «disfrutando», con su nuevo rol. Y los colaboradores fueron pasando de uno en uno para batirse en duelo. «Como en el cole», se le escuchó decir a María Patiño por lo 'bajini'. Y la primera 'sparring' fue Belén Esteban, a la que Lozano aconsejó nada más sentarse: «No digas que vendes tus miserias por necesidad porque puedes ofender a la gente que trabaja», primer 'zasca'. Luego llegó Alonso Caparrós, con el que no tuvo un gran combate, tan solo le echó en cara que le «había pisado» alguna novia. La peor parada fue Chelo García Cortés, que recibió por todos los lados, pero sin llegar al K.O. porque ambos acabaron bailando un agarrado. «A esto se le llama coherencia», ironizó Jorge Javier.
Lozano admitió que él no sería colaborador de 'Sálvame', «porque es demasiado estresante para mí», y dijo que lo que menos le gusta del espacio «es que seáis pandilleros, que os 'tapéis' entre vosotros y que pongáis a parir a todo el mundo, muchas veces sin contrastar lo que decís». Zasca al cuadrado. Tras publicar su coeficiente intelectual (123, está entre Chelo García Cortés y Lydia Lozano), abordó un tema delicado, el del acoso profesional. Y, de nuevo sin cortarse un pelo, admitió que en su etapa de modelo sí lo sufrió. «Cuando estabas en los probadores, entraba un señor y te cogía el ‘paquete’ y lo apretaba», denunció sin mucho entusiasmo y casi tomándoselo a broma, cosa que al conductor del 'Deluxe' no le sentó nada bien. Tras limar asperezas, desveló que le habían ofrecido dinero a cambio de sexo «muchas veces», aunque nunca aceptó. Y finalizó explicando que, durante la segunda etapa de 'Operación Triunfo', una princesa árabe quiso llevárselo a su país. Muy normal todo.
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