El capitán azul se pasó de listo en 'El conquistador del Caribe'

Si quienes acuden a 'El conquistador del Caribe' tienen la esperanza de conocer bien sus estrategias, más vale que se retiren a un convento. En cada edición cambian las tornas y las sorpresas descolocan al más pintado. Arruti se lamentaba de que no le habían dejado ni siquiera pelear y, visto lo visto, sus compañeros ya hacen conjeturas sobre su futuro. Y para colmo, los capitanes desembarcaron en la isla y a más de uno le sentó como un tiro conocerlos. Manu Maritxalar, Seleta y Durana dirigirán los tres equipos y para empezar jugaban un papel fundamental en la prueba, un reto que aunaba fuerza, equilibrio… ¡y matemáticas!

Todo arrancaba con una raíz cuadrada. Resolverla era clave para iniciar la aventura. Los rojos, con la desventaja de ser uno menos, arrastraban una presión importante. Habían pasado una noche toledana en un territorio que, si en circunstancias normales es horrible, húmedo se hace insoportable. Así que debían darlo todo para no regresar al infierno, y a veces las prisas son malas consejeras. Con todo, fueron los primeros en encontrar a su líder, Manu, a quien debían trasladar sobre dos troncos hasta la playa a través de un complejo recorrido. El veterano boxeador no se rindió, pero el equilibrio no es lo suyo y se cayó varias veces, pegándose unas talegadas durísimas. Mientras, los azules hallaban a Seleta (con alguna ayudita) y adelantaban a los colorados sin problema. Y las chicas, muy despistadas, seguían sin orientarse.

Los nervios condujeron a muchos a no escuchar las instrucciones de Julian Iantzi que se hartó de repetirlas viendo que algunos se las pasaban por el forro de los pantalones. «¿Queréis ser descalificados o qué?», preguntaba en tono irónico el presentador. Mikel Pérez también se las vio y se las deseó para controlar a los más inquietos. Los Corocote iban destacados y fueron los primeros en llegar a la orilla, pero se dejaron el palo necesario para llegar al estandarte. Así que tuvieron que regresar y hacer el recorrido dos veces. Las Atabey, tras muchas vueltas, descubrieron a Durana y a partir de entonces su juego se agilizó bastante.

Fueron los Yocahu los que más sufrieron, sobre todo su capitán. Maritxalar se pegó varias costaladas, una de ellas realmente peligrosa, pero no tiró la toalla. Al final, los azules conquistaron la ikurriña; las verdes, quedaron segundas y los rojos, los últimos. Pero había sorpresa. Seleta había incumplido las normas quitándose su antifaz antes de tiempo y haciendo ruidos para guiar a sus pupilos hasta él. Y la trampa pasó factura. Los Corocote fueron descalificados y castigados al campamento muy pobre. Así, las chicas volvieron a ganar.

«Tengo que estar con el médico ahora porque estoy muy jodido», rogaba Maritxalar con gesto dolorido. El capitán colorado se cayó contra un poste hiriéndose en un costado. «He aguantado en otras ediciones con costillas rotas, pero esto es distinto», avisaba. El tormento le pudo y acabó llorando de dolor. Antes de marcharse, tenía que nominar y condenó a Patxi, «es que no se me ningún otro nombre», argumentaba. Por su parte, los azules escogieron a Caren en la asamblea y su líder, Seleta, sentenció a Iani, a quien Patxi eligió para batirse en duelo. El que más cacatas (unas arañas colosales) cogiera con los ojos vendados y trasladara hasta una urna, ganaba. Ambos cumplieron con nota, pero el de Trebiño fue más rápido y ganó la eliminatoria. La alavesa, que peleó con garra, se despidió entre lágrimas. Ahora los ojos están puestos en Maritxalar, que regresó lesionado y ya advirtió de que no podrá hacer esfuerzos físicos.