Los 'Supervivientes' ya están en España y su llegada parecía la de Los Beatles en 1965. Ni pandemia ni leches, había que ver a los concursantes aunque fuera a través de mascarillas. Pero en 'Tierra de nadie' pasaron por alto el tema, mejor dejarlo para ... el jueves, en la que será la primera parte de la final. «Quiere esto decir que habrá una segunda e incluso una tercera…», dejó caer Carlos Sobera con cierta sorna. Hay que estirar el chicle y es de los gordos. El presentador tenía a dos pesos pesados a los que interrogar antes de hablar de los que vendrán.
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José Antonio Avilés e Ivana Icardi eran los invitados desde casa, cada uno en la suya. Todo empezó bien, recordando la isla y cosas irrelevantes. La bomba vino casi sin avisar cuando Sobera preguntó al colaborador de 'Viva la vida' a ver si sabía algo de un supuesto desliz de Ivana antes de salir de Honduras. Él negó y el periodista atacó: «A nosotros nos ha llegado que tú vas diciendo que Ivana se acostó con un miembro del equipo de 'Supervivientes', y además nos consta que eso es falso». Avilés cuestionó la afirmación insistiendo en que su palabra era cierta y el presentador reiteró: «Nosotros creemos en nuestros compañeros».
Viéndose acorralado (una vez más), José Antonio pidió a la dirección del formato que le dejaran hablar sinceramente y decir nombres. «No se me puede tachar de mentiroso, aunque lo haya sido hace un tiempo», proclamó. Frase para la historia. Ivana se reía negando la mayor y Sobera volvió a la carga. «¿Sigues contando mentirijillas? Al final va a resultar que eres como Anacleto, agente secreto», ironizó el comunicador. Y entonces Avilés se lanzó y narró cómo uno de los miembros del equipo se acercó a la argentina una noche, cuando ya había sido expulsada, en el hotel donde se alojaban, y acabaron todos en la misma habitación. «Lo que yo escuché dentro de ese cuarto está muy claro», afirmó categórico. «No entiendo a qué viene esto después de pasar una semana juntos apoyándolo en sus malos momentos», se quejaba la aludida, y añadía: «Pretendía liarme con todos los chicos que se me acercaban».
Sobera no quiso perseverar en la historia, restando credibilidad a las palabras de José Antonio, al que despidió sin dejar acabar su alegato. Y poco más de sí dio una noche de relleno en la que vimos cómo los participantes que aún se la juegan se despedían de Cayo Paloma, con lágrimas en los ojos y escenas que rozaban lo cursi. También trataron de enfrentarlos en un cara a cara en los que casi todos limaron asperezas en lugar de enzarzarse. Y, a modo de anécdota, Barranco salió a relucir en plató porque Oriana Marzoli aseguró que habían estado liados -«unos besos y poco más», dijo- y ella se enfadó con él porque lo fue contando por ahí. Y aquello derivó en insinuaciones sobre el tamaño «extremadamente mínimo» que debe tener alguna parte del tronista, a tenor de los comentarios de varios colaboradores. Muy maduro todo.
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