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En mitad de una carretera despoblada, un furgón blindado es asaltado durante un traslado de presos. Alguien busca a uno de los condenados y no parará hasta sacarlo. Su plan no tiene fisuras, no le importan las consecuencias, nada le va a detener. Pero Martín, ... el conductor del vehículo, consigue atrincherarse dentro del cubículo blindado con los reclusos, convirtiéndose en su único obstáculo. Y así comienza una noche de pesadilla que se titula 'Bajocero' y protagonizan Javier Gutiérrez y Karra Elejalde. Ambos acudieron a 'El Hormiguero' a presentar el largometraje. «Es un auténtico peliculón que invita al espectador a hacer una reflexión sobre cuáles son los límites del bien y del mal, y de lo que es justo y lo que no», adelantaba Gutiérrez.
Elejalde tiene un papel muy misterioso en el filme, tanto que no aparece ni en el tráiler. Lo que sí hace en la película es manejar un camión de gran tonelaje, ¡y eso que no tiene carné de conducir! «No había conducido una furgoneta en mi vida, y me tocó un camión gigante. El director me pedía que le metiera caña y el instructor que iba a mi lado me decía que frenara que nos salíamos», rememoraba el vasco que recibió piropazos de su compañero. «Lo que hace en la peli es una masterclass de interpretación, es Cum Laude. Siempre aprendo mucho de Karra», regaló Gutiérrez. El alavés restó importancia al brindis. «Cuando hay una escena de torturador y torturado, de nada sirve que el torturador lo haga de puta madre si el torturado está de puto culo. Cuando estoy con actores muy buenos lo hago mejor, es la teoría del ping-pong. Pierdes mucho cuando tu interlocutor es flojete», aseveró recordando una secuencia en la que ambos peleaban «a hostia limpia», precisaba. «Yo rezaba para que no me diera ninguna porque tiene la mano que parece la tapa de un váter», bromeó Javier.
Ambos cómicos se remontaron al inicio de sus carreras para valorar el golpe de suerte que les cambió la vida. «Empecé a trabajar con Animalario (una compañía de teatro) y un día vino a vernos Alex de la Iglesia y me llamó para participar en la película 'La habitación del niño'. A partir de ahí cambió todo», evocaba en de 'Estoy vivo'. Karra fue más allá de 'Airbag' y 'Ocho apellidos vascos'. «Estaba haciendo el servicio militar y me encontré a un tío que se estaba haciendo pasar por loco y era actor. Se llamaba José Antonio San Pedro. Pertenecía al grupo de Teatro La Farándula, de Vitoria. Y como yo siempre he sido de la chirigota porque me gusta contar chistes, hacer imitar, hacer el tonto… me dijo que me metiese artista. Me uní al grupo con todos los miedos, y a los dos meses estrenamos un espectáculo en el que yo hacía once personajes. Recuerdo la sensación de pánico, y a la vez de alivio, que tuve al ver que me aplaudían», explicaba. Y recalcaba que nunca tuvo vocación. «Yo no quería ser actor, me sucedió. Yo quería ser pelotari o fraile, y eso que en nuestra familia siempre hemos sido más de bares que de iglesias», constataba.
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